Los cronistas de Indias en Rhode Island
Desde hace 150 años, la colección de la Biblioteca John Carter Brown posee el acervo más importante sobre América
Rhode Island
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Iniciar sesiónReina el silencio en el salón de consultas. Un retrato de Hernán Cortés inaugura el recorrido que conduce hasta la sala dedicada a Simón Bolívar. A veces, el sonido de unos pasos interrumpe la calma de quienes consultan legajos. Cada año, medio centenar de ... investigadores acuden a la Biblioteca John Carter Brown, en la Universidad de Brown, en Rhode Island, para estudiar los más de 65.000 documentos de sus colecciones, que incluyen libros, manuscritos y mapas raros relacionados con la historia de exploración y colonización europea del Nuevo Mundo desde el siglo XV hasta 1825. Entre sus fondos se resguarda uno de los acervos más importantes del libro americano y sobre América en Estados Unidos.
Considerando que el Archivo General de Indias posee una de las muestras más significativas de documentos, el fondo de la Biblioteca John Carter Brown reúne uno de los más importantes de los Estados Unidos dedicado a la América precolombina y la resultante de las independencias en el siglo XIX. Desde hace más 150 años, funciona como un lugar para la investigación en historia y humanidades. Fue fundada en 1846 y desde 1901 tiene su sede en la Universidad de Brown, una de las más prestigiosas de Estados Unidos. «Es la más significativa colección dedicada a la temprana América en los Estados Unidos. Hablamos de 65.000 documentos, pero son muchos más», asegura a ABC su directora, Karin Wulf.
Gusto por los libros
Durante el siglo XIX en EE.UU. hubo un interés en la historia de América y su relación colonial con Europa. «Interesaba la idea de América como totalidad: el Caribe, el Sur, el Norte. Y ese interés aparece desde 1846, a partir de la guerra de EE.UU. con México». La explicación de Wulf ilustra el interés que movió a John Carter Brown, mecenas de la Universidad de Brown e impresor de Providence. Su hijo John Nicholas Brown heredó el gusto por los libros, y nombró como custodio de la biblioteca a John Russell Bartlett, que enriqueció el archivo con diferentes compras al librero británico Bernard Quaritch.
Los campos de conocimiento que abarca la colección de John Carter Brown van desde el siglo XV hasta el XVIII, «un periodo que está profundamente marcado por la presencia imperial europea en América Latina», asegura Wulf, para quien, si bien se considera la perspectiva europea, la línea de estudio se desprende del peso de las poblaciones indígenas en el territorio. «Eran los más numerosos». A pesar de la abundancia de documentos sobre lenguas indígenas, los manuscritos más importantes proceden de las misiones españolas en el continente.
Dos versiones
«Nos hemos enfocado en la temprana América y eso involucra distintos tipos de documentos. En este momento estamos digitalizando el Códice Tovar, uno de los más importantes en su tipo». Wulf se refiere al manuscrito histórico mesoamericano de finales del siglo XVI escrito por el jesuita Juan de Tovar e ilustrado por pintores aztecas, y que lleva por título 'Historia de la llegada de los indios a poblar México desde las remotas regiones de occidente'.
Posee más de 65.000 documentos de sus colecciones, que incluyen libros, manuscritos y mapas raros. Cubre la historia de la exploración y la colonización europea del Nuevo Mundo desde el siglo XV hasta 1825
Elaborado entre 1587 y 1588, el documento fue comisionado a Tovar por la orden de los jesuitas para preparar una historia del reino azteca basada en fuentes indígenas acreditadas. El desconocimiento del sistema pictográfico y jeroglífico de los aztecas retrasó considerablemente su trabajo y generó dos versiones. Tovar se reunió con historiadores aztecas y pintores de manuscritos del que surgió una primera, el Códice Ramírez, y luego la más completa, hoy conocida como el Código Tovar, enviado a España a petición de Felipe II.
Reescribir la historia
Ante la pregunta sobre la importancia de un documento representativo de las colecciones, Wulf evita una respuesta definitiva. «Sería injusto e irresponsable reducir la selección a uno. Hay una influencia enorme de Bartolomé de las Casas y sabemos que John Carter tenía especial interés por él debido a su actitud crítica. Por eso le interesó la forma en que Fray Bartolomé intentaba llamar la atención sobre la destrucción de los indios». «Tenemos fuentes en lengua indígena. Hay mucho material. Nuestro compromiso es de digitalizar todo. De momento, hemos completado un 20 por ciento». El afán de reparación histórica del mundo académico anglosajón y sus versiones más beligerantes, que incluye el derribo de estatuas o la cancelación de determinados personajes, sobrevuelan la pregunta de hasta qué punto este archivo sirve de munición. Wulf no habla de una reescritura, pero sí de nuevas líneas de investigación. «El compromiso de la institución es hacer posible la producción de nuevo conocimiento y facilitar el acceso a los documentos».
Una colección privada
Durante el siglo XIX en EE.UU. hubo un interés en la historia de América y su relación colonial con Europa. Se generó un intenso coleccionismo de materiales. John Carter Brown y su familia atesoraron más de 100.000 documentos
—¿Un nuevo conocimiento?
—Encontrar nuevas perspectivas para el material que ya existe. Cerca de 50 investigadores vienen cada año, pero nosotros como institución no nos posicionamos. Nuestro compromiso es garantizar los documentos para la comprensión más amplia del pasado y la metodología de los documentos.
—Siendo la más importante de EE.UU. en temas americanos, ¿qué retos afronta la Biblioteca John Carter?
—Estamos en una transición. Hay muchas cosas que retomar, pero hay mucha relación de colaboración y algunos de ellos con gobiernos, institutos y organizaciones.
—¿Con España, por ejemplo?
—Tenemos una colaboración con México y en el pasado con la embajada española en su momento. Estamos abiertos a colaboraciones, tenemos una relación intensa con investigadores portugueses y el material portugués es muy importante. Este mes tenemos un nuevo conservador en temas de materiales indígenas
—¿Se puede reescribir la historia?
—No podemos saber las implicaciones en el futuro, pero mucho del trabajo que se ha hecho hace una o dos décadas sobre trata de esclavos ahora son centrales en muchos aspectos para la reparación de determinados asuntos. Hay mucha más conexión en los estudios africanos e indígenas. Eso va a aumentar porque involucra al Norte y Suramérica, también con portugueses, españoles, franceses e italianos.
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