Carlota Navarrete: «La inteligencia artificial puede ser el mayor expolio contra la propiedad intelectual»

—¿En esta legislatura no se ha dado una respuesta ágil al problema?

—La respuesta que se ha dado sigue siendo insuficiente. Se han hecho buenas reformas legislativas, como las de los años 2019 y 2021, pero ahora estamos en un paradigma diferente. El personal asignado sigue siendo muy poco y hay muy pocas unidades en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado destinadas a esto. Hace falta también un nuevo fiscal adscrito al fiscal de Sala de Criminalidad Informática. No siempre la justicia tiene la pericia, ni la rapidez para hacer las diligencias con la velocidad que necesitamos. No tenemos todavía la suficiente contundencia que sí tienen en Portugal o en Italia.

—Con el adelanto electoral se quedó a medias la Oficina Española de Derechos de Autor y Conexos.

—Necesitamos una ventanilla única. Planteamos una agencia o una oficina independiente para todo lo relacionado con el desarrollo digital y que tenga más agilidad que la Administración. El Ministerio de Cultura es uno de los menos agraciados en el reparto de recursos. Netflix o Spotify se van a la ventanilla de Economía, no a Cultura. Necesitamos un espacio donde todo confluya.

—¿Qué hay que hacer para que la gente pague por los productos culturales?

—Pensamos que el consumidor hace lo que le dejan. Uno no compra productos farmacéuticos ilícitos o no va a páginas de juego ilegales porque no están a su disposición. La Coalición no considera que el consumidor final tenga una voluntad activista de dañar a las industrias culturales. Tiene más que ver con que no tiene consecuencias. Es una práctica que está comúnmente aceptada y es sencilla. Si haces una búsqueda en Google y en las primeras veinte búsquedas tienes una oferta que no es legal... La gente piratea porque puede.

—¿Hay colaboración por parte de las plataformas?

—Muy poca. No se explica que sí consigamos un acuerdo con Facebook y no con WhatsApp, siendo de la misma compañía. Europa ha ido tomando medidas para que las compañías se hagan responsables de lo que se hace en ellas. No se pueden amparar en el algoritmo. Google no puede argumentar que es un simple enlazador; en su buscador no salen farmacias ilegales o contenidos de pedofilia, porque saben retirarlos. Esa colaboración es imprescindible.

—En el Observatorio llama la atención que el fútbol tenga uno de los niveles de piratería más bajos.

—El fútbol tiene dinero y influencia, y consigue un apoyo del Gobierno mayor que otras industrias más débiles. El fútbol ha conseguido poder cortar la señal durante un partido. No tiene que acudir constantemente al sistema judicial para renovar los dominios ilegales. Esto es algo que nosotros siempre hemos querido con el contenido cultural.

—¿Por qué el fútbol lo ha conseguido y el sector de la cultura no?

—Porque el perjuicio se produce durante el partido de fútbol.

—Eso también ocurre con los estrenos de cine, con el periódico del día...

—Hay una mayor sensibilidad respecto al fútbol porque tienen una influencia especial. El Gobierno va a poder regular esto en noviembre porque viene el reglamento de los directos, va a tener la oportunidad de permitir que todos podamos acceder a esa vía rápida.

—¿Qué papel juegan los anunciantes?

—Las páginas ilegales funcionan porque son muy rentables. Tienen publicidad de primeras marcas. Si les dejamos sin ingresos, el negocio no les resultará rentable y dejarán de explotar contenidos de forma ilícita. No hemos conseguido acuerdos con Google ni con las asociaciones de anunciantes

—Ahora llega la inteligencia artificial. ¿Se puede decir que es una nueva forma de piratería?

—Se puede decir que, si no se regula bien, será una nueva forma de piratería. El ministro lo definió como expolio. Será el mayor expolio contra la propiedad intelectual.

—¿Mayor que el sufrido hasta ahora?

—Sin duda. En lo que hemos sufrido hasta ahora, aunque a veces no tenga nombre y apellidos, puedes llegar al origen de la infracción. La inteligencia artificial ha entrado en el centro del debate y todos dicen que hay que atajarlo.