Los cañones perdidos en la lucha contra Napoleón
Descubren en aguas portuguesas dos navíos que transportaban armas para las tropas que se enfrentaron a los franceses en la Guerra de la Independencia
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Iniciar sesiónEn la ruta de acceso al puerto de Lisboa, a diez metros de profundidad frente a las playas de Parede y Carcavelos, arqueólogos subacuáticos portugueses han descubierto los restos de dos navíos cargados de armamento para las tropas que lucharon contra Napoleón en ... la Guerra de la Independencia.
En una operación de rescate realizada este otoño, el equipo del proyecto Sunk que dirige el arqueólogo José Bettencourt rescató en uno de estos pecios una pieza de artillería de bronce de cerca de un metro de longitud con el monograma del monarca Jorge III, que reinó en el Reino Unido entre 1760 y 1820.
Es un indicio que confirma, a juicio de los arqueólogos portugueses, que la carga estaba destinada al abastecimiento de material bélico de las tropas portuguesas, españolas y británicas que se enfrentaron a las francesas en el conflicto conocido en Portugal por el nombre británico de Guerra Peninsular (1807-1814). Los «dos barcos con carga militar, del siglo XVIII o XIX pueden ser relacionados con las guerras napoleónicas», señala Bettencourt a ABC, en conversación por correo electrónico.
En uno de los túmulos descubiertos, de cerca de 23 metros de longitud, se han localizado al menos 16 piezas de artillería de hierro, las mayores de más de tres metros, entre proyectiles de hierro concrecionados, que serían la parte más importante del cargamento. El otro navío también transportaba cajas de municiones, cañones de hierro y piezas de artillería en bronce.
«Cada uno es una página más fascinante en la gran aventura humana en los océanos», subraya este profesor e investigador de la Universidad Nova de Lisboa, inmerso actualmente en el estudio de los naufragios de época moderna en la ruta de acceso al puerto de Lisboa. Allí han documentado, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Cascais y del Centro de Investigación Naval de la Escuela Naval (CINAV-EN), otros pecios «particularmente importantes», a juicio del arqueólogo.
Navíos de la Carrera de Indias
Bettencourt destaca un barco de la Carrera de Indias portuguesa, el 'San Francisco Javier', que se perdió en 1625, apenas diez años después de otro navío que están estudiando en las Azores, el 'Nuestra Señora de la Luz'.
El navío se perdió durante una tormenta el 7 de noviembre de 1615 en la entrada de la bahía de Porto Pim, tras un turbulento viaje desde Goa. Bettencourt recuerda que en el accidente murieron unas 150 personas, entre pasajeros y tripulantes, y se perdió una parte importante de la carga, lo que motivó una gran operación de rescate en los meses siguientes. El rico cargamento constaba de valiosos productos asiáticos, como tejidos, muebles, especias, porcelana china o piedras preciosas.
Los restos arqueológicos del 'Nuestra Señora de la Luz' fueron identificados en 1999 por un equipo del Centro Nacional de Arqueología Náutica y Subacuática y desde 2002 están siendo investigados por el equipo de Bettencourt, que ha recuperado porcelanas, vasijas, artefactos en aleación de cobre, vidrios, caracoles y piedras de lastre.
«La gran novedad de la última misión es la identificación de parte del casco de madera del barco. Fue una sorpresa en un entorno tan adverso«, afirma el profesor de la Universidad Nova de Lisboa antes de explicar que este hallazgo »abre nuevas perspectivas de investigación porque la evidencia material de este tipo de barcos es muy rara«».
«Los casos conocidos a escala internacional se cuentan con los dedos de una mano, porque la mayoría fueron destruidos por cazadores de tesoros», añade.
Los barcos de la Carrera de Indias que aseguraban la conexión regular entre Europa y el Índico fueron los más grandes que surcaron los océanos en la época moderna. Llegaron a alcanzar más de 40 metros de eslora. Bettencourt recuerda que las mercancías llegadas en estos buques (especias, tejidos chinos e indios o porcelana china) «alteraron significativamente la vida cotidiana europea», pero esta conexión marítima también tuvo importantes repercusiones a nivel global. «Los portugueses llegarían a ocupar puntos estratégicos de las costas africanas y asiáticas, desequilibrando, desviando o alterando dinámicas políticas y económicas centenarias. Estudiar uno de estos barcos es, por tanto, una oportunidad única para estudiar la primera globalización«, sostiene.
Los arqueólogos portugueses llevan dos décadas trabajando en las islas Azores, «un auténtico cementerio de barcos hundidos a partir del siglo XV, ya que eran escala obligatoria de las principales flotas que regresaban a Europa desde África, América o Asia», según Bettencourt.
MÁS INFORMACIÓN
Sus investigaciones contribuyen al estudio de la navegación global a través del estudio sistemático de varios naufragios. Por su importancia, este investigador destaca los yacimientos de Angra B y Angra D, dos barcos de la Ruta de las Indias Españolas de finales del siglo XVI o primeras décadas del XVII. Estas páginas del pasado «son también una historia compartida con España», subraya.
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