Dañan un Toulouse-Lautrec en un museo de Berlín al lanzarle sangre falsa

También el diario local 'Berliner Zeitung' había informado previamente sobre la campaña, que toma el ejemplo de los ataques a obras de arte publicitada por activistas de la protección del clima pero que en este caso, según la autora, tenía como objeto la reivindicación de «más democracia». El presidente de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, Hermann Parzinger, se mostró «conmocionado» por el «ataque sin sentido al arte, que en este caso obviamente no puede atribuirse a ningún grupo clima-políticamente activo». Además informó que, «según el estado actual de la investigación, la obra atacada hoy, afortunadamente, no está destruida, pero se han producido daños considerables tanto en el cuadro como en la sala de exposición. Ahora los restauradores procederán a quitar la pintura y el adhesivo de la tela», por lo que la sala será temporalmente cerrada.

Al mismo tiempo, otra acción de protesta, esta sí de activistas climáticos, tuvo lugar en el Museo de Historia Natural de Berlín. Dos mujeres, de 34 y 42 años de edad, se pegaron a las barras de soporte de un esqueleto de dinosaurio de más de 60 millones de años. El servicio de seguridad del museo llamó a la policía, que a su vez hizo llegar especialistas que se ocuparon de liberarlas y ponerlas bajo custodia policial. Posteriormente fueron presentados informes y cargos penales por allanamiento de morada y daños a la propiedad.

Varios activistas difundieron a través de las redes sociales las imágenes que mostraban a dos mujeres con chalecos naranjas y sosteniendo una pancarta que decía: «¿Qué pasa si el gobierno no puede manejar esto?». Una de ellas, identificada como Caris Connell, declaró que está asustada por «los incendios forestales, la escasez de agua, el hambre y la guerra». Su compañera, Solvig Schinkoethe, dijo que, «como madre de cuatro hijos veo su futuro amenazado por el cambio climático y he optado por la resistencia pacífica para proteger a mis hijos de la indiferencia de los gobiernos».

El grupo de protesta Last Generation, al que pertenecen las dos activistas, dijo en sus cuentas de redes sobre la acción: «Al igual que los dinosaurios en ese entonces, estamos amenazados por cambios climáticos que no podemos soportar. Si no queremos vernos amenazados de extinción, debemos actuar ahora». Estos ataques se suman a los llevados a cabo anteriormente contra 'Les Meules' de Claude Monet, valorada en 11 millones de dólares, en el Museo Barberini de Potsdam, contra 'La joven de la perla', de Hojannes Vermeer, en Holanda, y contra los 'Girasoles' de Vincent van Gohg en la National Gallery de Londres.

La senadora regional de Interior de la ciudad-estado de Berlín, la socialdemócrata Iris Spranger, ha expresado su indignación por todos estos hechos y ha recomendado que los museos aumenten las medidas de seguridad y se defiendan bajo el amparo de la ley civil. Los actos de vandalismo cuentan, en cambio, con la simpatía del partido socio de la coalición de gobierno regional, La Izquierda. El senador de Cultura, Klaus Lederer, que pertenece a este partido, ha declarado que las palabras de Spranger le «divierten bastante».

«Incluso si los activistas persiguen objetivos valiosos, no es aceptable que los museos tengan que convertirse en zonas de alta seguridad», dijo anoche. «Aconsejo a los políticos que no califiquen los procesos de denuncia en curso», advirtió por su parte el portavoz del grupo parlamentario regional de La Izquierda, Sebastian Schlüsselburg, «es erróneo apelar al poder judicial, intentar influir para que juzgue más rápido y más duro... Los tribunales tienen que hacer su trabajo con cuidado y serenidad, sopesar la libertad de expresión y de reunión en cada caso individual».

Vasili Franco, portavoz regional de Los Verdes, criticó también a Spranger al señalar que «es una constelación interesante cuando una senadora de interior cree que está en situación de dar consejos a los tribunales sobre derecho civil. Si pide al poder judicial que tome medidas más duras, también se interfiere con el principio de separación de poderes». Franco criticó además las detenciones de varios activistas de Last Generation, tanto por los daños en los museos como por los prolongados y reiterados cortes de tráfico en Berlín a causa de los bloqueos que han causado en las últimas semanas pegando sus manos a la vía con pegamento industrial. «Estamos hablando aquí de privación de libertad, una de las medidas más severas que tiene nuestro estado constitucional, por lo que se requiere extremar la precaución», advirtió, recordando que la ley de Berlín prevé la detención preventiva de un máximo de 24 horas, y solo en el caso de una infracción de «importancia considerable».