El grupo de obras traza el alcance de la influencia española en la pintura europea desde finales del siglo XVI hasta principios del XIX. La imaginería sagrada es la base del conjunto: un 'Santo Domingo en Oración' del taller del Greco, un 'San Francisco en éxtasis', inspirado en Francisco de Zurbarán, y 'San Jerónimo escuchando la trompeta del Juicio Final', de Hendrick de Somer, impregnado del naturalismo napolitano de José de Ribera.
El retrato cortesano está representado por un retrato de cuerpo entero de Isabel de Borbón, reina de España, realizado por un artista del círculo de Rubens (registrado en 1655 en el inventario póstumo del marqués de Leganés y posteriormente en Nueva York en 1904), junto con un bello retrato de busto de Felipe IV, según Diego Velázquez.
La influencia de Goya queda elegantemente capturada en el retrato familiar del marqués y la marquesa de Villafranca con su hijo, realizado por Agustín Esteve y Marqués, una obra que equilibra el equilibrio neoclásico con un nuevo realismo emocional moldeado por su ejemplo.
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