Miguel Falomir: «No hay nada mejor para descolonizar que mostrar la Historia»
El Prado convierte en objeto de museo a la Virgen de Guadalupe, primera imagen mariana globalizada, a la que dedica una exposición
El Prado salda una deuda histórica: saca de clausura el arte virreinal

En 2018, la Fundación Amigos del Prado creó una Comisión de Arte Virreinal. Ese año, Jaime Cuadriello, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), impartió la Cátedra del museo. Un año después, se expuso un cuadro del Museo Pedro de Osma de Lima. ... En 2021, la obra invitada fue el 'Biombo de la Conquista de México', pieza capital del arte virreinal, y se celebró la exposición 'Tornaviaje', que reunía los tesoros artísticos que llegaron del Nuevo Mundo. Hace unas semanas se incorporaron como depósito por tres años dos retratos virreinales peruanos del siglo XVIII.
Y ahora la pinacoteca inaugura su nueva exposición temporal, con una protagonista absoluta, la Virgen de Guadalupe, el culto mariano más importante de América y una de las imágenes más veneradas de la Cristiandad. «Era un capítulo pendiente en la agenda artística y cultural entre México y España», advierten los comisarios, Jaime Cuadriello y Paula Mues Orts, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
'Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España' narra la difusión masiva en nuestro país de un «icono trasatlántico devocional y político». Y es que hubo un trasiego sin precedentes: cerca de un millar de copias cruzaron el Atlántico y llegaron a España desde los virreinatos, especialmente entre mediados del XVII y comienzos del XIX. Obras de Juan Correa, José Juárez, Manuel de Arellano o Miguel Cabrera acabaron en Granada, Sevilla, Valladolid... Hay imágenes de la Virgen de Guadalupe en al menos dieciocho catedrales españolas, trece basílicas, siete colegiatas y cuatro santuarios marianos. Otras tantas llegaron a parroquias y capillas de villas y pueblos, conventos, museos y colecciones particulares. Fue la primera imagen mariana globalizada. El culto a la iconografía guadalupana irradió hacia Italia, Portugal, Filipinas y los virreinatos de Sudamérica. Una de las primeras copias expuestas al culto en Madrid fue a parar al Colegio de Doña María de Aragón, cuyo altar mayor fue pintado por El Greco y hoy se halla en la colección del Prado.
Imposible explicar lo que representa esta 'Inmaculada Concepción indiana' en México. Emperatriz de las Américas, patrona del reino de la Nueva España, se dijo que era criolla, una princesa azteca... Una imagen compleja, con múltiples interpretaciones. No solo devocional, también social, económica y política. El relato, dicen, «fue politizado por la Monarquía Hispánica para defender causas como el misterio de la Inmaculada Concepción». Hubo además complejas conexiones e intereses entre artistas, nobles, miembros del clero y comerciantes debido al comercio con las Indias, la minería y los viajes de altos funcionarios virreinales.

Hasta el 14 de septiembre, la muestra, realizada con la colaboración de la Fundación Amigos del Prado, reúne en las salas C y D del edificio Jerónimos cerca de setenta obras, la mayoría procedentes del patrimonio español, distribuidas en once secciones temáticas. Al entrar nos recibe una vieja conocida, la 'monja de Velázquez', el retrato de la venerable madre Jerónima de la Fuente con cara de pocos amigos, empuñando un crucifijo como si fuera un arma. Es un 'déjà vu'. Hace unos meses, otra de las tres versiones que pintó el maestro, procedente de la familia Fernández de Araoz Marañón, salió de clausura para pisar la alfombra roja de la feria de Maastricht, donde fue una de las estrellas. Al parecer, en su viaje a Manila, la religiosa pasó por México y durmió una noche en el santuario de la Guadalupana.
Es una de las tres religiosas 'anfitrionas' de la exposición, junto con sor María Jesús de Ágreda y la poeta mexicana sor Juana Inés de la Cruz, cuyo retrato realizado por Andrés de Islas cierra la muestra. Hay esculturas, grabados, libros, pinturas sobre lienzo ('San Diego de Alcalá', de Zurbarán), pero también sobre cobre, encofrados, marfiles...
La Guadalupana es un icono velado. Oculta tras unas cortinas, solo era descubierta en ceremonias solemnes. Una imagen de un artista anónimo se exhibe tras un velo en la muestra. También es un icono revelado, no hecho por manos humanas. La historia surge de las cuatro apariciones de la Virgen al indígena Juan Diego en el cerro de Tepeyac, a las afueras de Ciudad de México. El primero de ellos, el 9 de diciembre de 1531. Pidió que se construyera allí una iglesia en su honor. El manto es una reliquia. Semeja, pues, al Paño de la Verónica, donde el rostro de Jesús quedó 'impreso'. En la sala D se explica cómo se elaboraron los 'retratos' de este icono mariano (las 'vera effigies', copias exactas) y de qué manera la ciencia trató de explicar el milagro: cómo quedó estampada la imagen sobrenatural de la Virgen en la recia capa de Juan Diego, 'pintada' con unas rosas. Sus manos, en oración. Sobre su pie derecho, el número 8, al que se han dado distintos significados. La exposición se completa con un programa de actividades a cargo de la Fundación Casa de México en España.

Preguntado sobre si la exposición se inscribe en el debate sobre la descolonización en los museos, Miguel Falomir, director del Prado, afirma: «He hablado de arte virreinal porque es un término históricamente apropiado. Se ha pretendido hacer una exposición de historia del arte. Sobre el fenómeno de la descolonización, creo que no hay nada mejor para descolonizar que mostrar la Historia. En ese sentido están las iniciativas que llevamos auspiciando desde hace unos años: poder dar visibilidad en el Prado al arte hecho en América es de los mejores servicios que se pueden hacer para demostrar que todo el arte tiene un valor equiparable. Es un empeño por parte del Prado que, sin duda, contribuye a homologar las manifestaciones artísticas realizadas en todas las geografías y acabar con esos prejuicios que hicieron que el Prado en su momento tuviera que desprenderse de alguna manera de su pequeña pero exquisita colección de arte virreinal». Cuadriello añade que, «si alguien colonizó el imaginario peninsular, fue este culto mariano». Para Mues Orts, «el debate de la descolonización es político y nosotros estamos aquí hablando de un debate artístico e histórico».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete