Mapplethorpe, en carne viva

La galería Elvira González exhibe 28 imágenes del célebrey polémico fotógrafo norteamericano

NATIVIDAD PULIDO

Renovarse o morir. Ése parece ser el lema de la galería Elvira González de Madrid, que, lejos de quedarse en la autocomplacencia de su legendaria nómina de artistas de la vanguardia histórica —por sus salas ha pasado lo más granado del siglo XX—, continúa atrayendo ... a lo mejor del arte contemporáneo. Desde enero de este año representa en exclusiva en España la obra del fotógrafo neoyorquino Robert Mapplethorpe (1946-1989). Y su primera monográfica del siempre polémico y controvertido artista se inaugura hoy en la galería.

En ella podemos admirar una selección de 28 imágenes (realizadas entre 1976 y 1989), seleccionadas por Pedro Almodóvar. Tras su discreto paso por Cannes con «La piel que habito», prueba mejor suerte como «comisario invitado» del trabajo de un fotógrafo que le apasiona porque «tiene el poder narrativo y la intensidad visual propios de la pintura».

Artista de culto

Por las salas de la galería se despliegan en toda su intensidad las poderosas imágenes de Mapplethorpe. En especial, las dedicadas al cuerpo humano. Sus inéditos ángulos, sus elegantes composiciones y el espléndido juego de blancos y negros hacen de Mapplethorpe un artista de culto. A ello se ha sumado (como en otros muchos casos) su biografía atormentada, su homosexualidad y su prematura muerte en 1989 a causa de las complicaciones del sida, a los 42 años. Los desnudos masculinos de Mapplethorpe semejan esculturas clásicas, en las que el mármol o el bronce se hace carne. Cuerpos esculpidos a golpe de gimnasio y que posan en plenitud ante el objetivo de Mapplethorpe. No faltan tampoco en esta muestra los bodegones y flores, característicos en toda su producción. Nadie como él ha sido capaz de sacar tanto erotismo de una simple flor. Fue un maestro de la geometría del espacio y eso se aprecia en cada una de las instantáneas que cuelgan en la galería Elvira González, que prepara una publicación con textos de la escritora Siri Hustvedt, esposa de Paul Auster.

El legado del fotógrafo está gestionado por la Robert Mapplethorpe Foundation, que el artista creó en 1988 para apoyar la fotografía y la investigación médica contra el sida, que acabó un año después con su vida. Tiempo suficiente para retratar el Nueva York más underground: Warhol, Louise Bourgeois o Patti Smith, su gran amiga, que a su vez retrata a Mapplethorpe en sus memorias de juventud, «Éramos unos niños». Dice en ellas: «Se aventuraba en un inframundo para mí muy peligroso. Pero así hizo grandes fotos y logró cosas que nadie había logrado». Aquel inframundo le llevó a la muerte... Y entonces nació el mito.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios