Retratos de pasión y traiciones

Los próximos días 8 y 10 de febrero salen a subasta en Sotheby's de Londres importantes obras de arte que encierran arrebatadoras historias

NATIVIDAD PULIDO

Bacon y Freud, una profunda amistad interrumpida

En 1945 el artista Grahan Sutherland puso en contacto a dos de las personalidades más poderosas, dos de las mentes más brillantes que ha dado el arte británico del siglo XX: Francis Bacon (1909–1992) y Lucian Freud ( ... 1922), nieto del padre del psicoanálisis. Pronto se hicieron inseparables. Nació una fuerte y sólida amistad, que duró 20 años. Se admiraban —fueron estímulo artístico el uno para el otro— y se divertían juntos. Ambos comían en Wheeler's y eran asiduos del legendario Colony Room, pub que regentaba Muriel Belcher en el Soho. Bacon pintó a Freud en 1951. Un año después es éste quien retrata al dublinés. Posarían mutuamente en varias ocasiones más para obras como «Tres estudios para un retrato de Lucian Freud», que pintó Bacon en 1964 y que sale a subasta el 10 de febrero. Su estimación: 8-10,5 millones de euros. En 1954 representaron, junto con Ben Nicholson, a Gran Bretaña en la Bienal de Venecia. Hay bastantes afinidades entre la pintura de ambos: siempre figurativa, es excesiva, carnal, brutal. También en sus caracteres: tenían una curiosidad insaciable y ganas de experimentarlo todo. Decía Freud de Bacon que era la persona más salvaje y sabia que conocía, y Bacon tenía en alta estima su amistad con Freud. Pero aquella sólida amistad se fue erosionando paulatinamente. Nadie sabe muy bien por qué. Cada uno tomó su camino.

Dalí arrebató la musa a Paul Éluard

Recuerda Dalí en su autobiografía que fue su marchante Camille Goemans quien le presentó al poeta surrealista Paul Éluard en el Baile Tabarin. Le pareció «un ser legendario: alto, rubio, delgado, simpático, bien parecido... Sus ojos, sensuales, se encendían cada vez que seguía con la mirada la silueta de una mujer. Me impresionó por su distinción». Le invitó a Cadaqués, junto con otros amigos: Buñuel, Magritte... Era 1929. Éluard acudió con su esposa, de origen ruso, Gala, con quien tenía una hija, Cécile. Dalí admiraba la poesía de Éluard. Decía que estaba a la altura de Lorca. Pero no pudo evitar enamorarse de su esposa nada más conocerla. Lo cuenta así: «Era ella. Galuchka rediviva. Su cuerpo tenía todavía el cutis de una niña». Destaca la «enérgica y orgullosa delgadez de su torso, sus nalgas finísimas, la exagerada esbeltez de su talle. Corrí a su encuentro. Me había enamorado de ella. Estaba destinada a ser mi Gradiva. Tenía que curarme y me curó». Aquel año (1929) Dalí pintó un maravilloso retrato de Éluard, a quien acabaría traicionando arrebatándole a su musa y esposa. El retrato estuvo durante décadas en la colección Gala-Dalí. Después pasó a manos de Cécile Éluard. El 10 de febrero sale a subasta. Su estimación: 4-5,8 millones de euros.

Picasso, su mujer, su amante... tres son multitud

Ríos de tinta han corrido sobre Picasso y sus mujeres. Dos de ellas son las protagonistas de nuestra historia. En 1917, Picasso entra en contacto con los Ballets Rusos de Diaghilev y conoce a la bailarina ucraniana Olga Khokhlova (1891–1954), de quien se enamora y con la que se casó un año después en la iglesia ortodoxa rusa de París. Sus testigos fueron Max Jacob, Cocteau y Apollinaire. En 1921 nace Paulo, primogénito del pintor. Cuentan que Olga era de baja estatura, cuerpo estilizado, autoritaria y con mal genio, aire aristocrático, ambiciosa... La retrató siempre en cuadros clasicistas. El 8 de febrero sale a subasta uno de ellos, de 1923. Su estimación: 1,5-2 millones de euros. Pronto llegaron las continuas peleas entre la pareja: Picasso no soportaba cómo le estaba aburguesando. Pero ella evitaba separarse. En 1927, a la salida del Metro de las Galerías Lafayette de París, Picasso conoce a una joven suiza de 17 años, Marie-Thérèse Walter (1909–1977). La cogió del brazo y le dijo: «Soy Picasso». Era deportista, exuberante, sensual. Fue un soplo de aire fresco para el artista, que se obsesionó con ella. «Yo era una chica inocente. No sabía nada de la vida ni de Picasso», confesó años después. Mantuvieron una larga relación clandestina (por la edad de ella y porque él estaba casado) e incluso le compró un apartamento cerca de su casa. La retrató compulsivamente, siempre enroscada, con curvas voluptuosas. En 1932 pintó importantes retratos de su rubia musa: «El sueño», «La lectura»... Este último sale a subasta el 8 de febrero. Su estimación: 14-21 millones de euros. En 1935 Picasso y Marie-Thérèse tuvieron una hija, Maya. Pero también en este caso la relación se desgastó. Y en 1936 entra en escena Dora Maar...

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