El Prado, emoción a golpe de zoom

¿Quién no ha soñado alguna vez con meterse dentro de los cuadros del Prado? Google hace realidad nuestros sueños: con un simple clic del ratón es posible descubrir detalles hasta ahora imperceptibles de 14 obras maestras del museo

El Prado, emoción a golpe de zoom

El Prado , como las ciencias en «La verbena de la Paloma», adelanta que es una barbaridad. Resulta difícil pensar que hace tan sólo unos años, el museo ni siquiera contaba con audioguías, y hoy tiene la tecnología punta a su merced. Con «El trazo ... oculto», obras maestras del Prado hicieron un «streptease» artístico. Gracias a las más novedosas técnicas digitales, nos convertimos en voyeurs y pudimos desnudar algunos de sus tesoros. Ahora, el museo nos invita a meternos literalmente en catorce de sus joyas para descubrir detalles imperceptibles al ojo del espectador, que, bien por la distancia de seguridad o la altura de los cuadros, no se pueden llegar a apreciar. Y ha sido Google quien ha puesto a disposición del museo, y de forma gratuita, la tecnología punta necesaria para que el deseo de todos los amantes del arte se hiciese realidad. ¿Quién no ha soñado con meterse, cual Alicia en el espejo, en las obras del Prado? Deseo cumplido, entrando en Google Earth , activando la capa de Edificios en 3D y haciendo clic sobre el Prado.

Todo partió de una idea de Clara Rivera, coordinadora del proyecto en Google, quien se preguntó: ¿por qué no aplicar la tecnología de Google Earth (que nos permite desde nuestro ordenador viajar desde el cielo a cualquier rincón del planeta, incluida nuestra casa) a nuestra principal pinacoteca? Dicho y hecho. La exclusiva tecnología de Google Earth nos permite navegar, a golpe de ratón , por las 14 obras del Prado seleccionadas, con una nitidez 1.400 veces mayor que las imágenes que se pueden obtener con una cámara digital de 10 megapíxeles. Las imágenes obtenidas cuentan, pues, con 14.000 megapíxeles. Una resolución espectacular (la más alta posible, denominada ultrarresolución), que se acerca bastante a ver el cuadro real.

Durante unos tres meses se fotografiaron en el museo las obras con equipos especiales: en total, se han hecho 8.200 fotos. Tan sólo «El Jardín de las Delicias», de El Bosco, necesitó 1.600 instantáneas. Después hubo que unirlas como si fuese un gran puzzle. Se trata de un proyecto pionero en el mundo: en el futuro, y dependiendo de la respuesta que tenga entre los usuarios y la comunidad científica, podrían sumarse otros museos del mundo, incluso ampliar el número de cuadros del Prado. No resulta difícil aventurar que será todo un éxito, dada la expectación generada en su presentación y la amplia cobertura informativa.

Javier Rodríguez Zapatero, director general de Google España, subraya que con este proyecto «continuamos con nuestra labor de democratizar el acceso a la información y la cultura, en este caso acercando el arte a todo el mundo, sin importar en qué lugar se encuentre». ¿Qué criterio de selección de obras se ha seguido? Se mantiene la misma selección de 14 obras maestras imprescindibles del Prado que figuran en la página de bienvenida de su web. Entre las numerosas sorpresas que nos esperan, tres detalles: las lágrimas de los desconsolados personajes del maravilloso «Descendimiento», de Van der Weyden (te dan ganas de secarlas con tu pañuelo), la costura que cruza verticalmente «Las Meninas» o descubrir delicias desconocidas en el «Jardín» de El Bosco.

Para Miguel Zugaza, director del museo, hoy más que nunca es cierto el dicho de que una imagen vale más que mil palabras. No ocultaba su satisfacción porque el Prado sea el primer museo del mundo en el que se puede acceder globalmente a sus principales obras maestras con tal nivel de calidad y excelencia: «El punto de realismo es prodigioso. Se puede llegar a admirar detalles imposibles en la visión directa de las obras. Es el caso de «El Jardín de las Delicias», de El Bosco. No hay mejor forma de rendir tributo a los maestros que universalizar el conocimiento de sus obras». Este instrumento, dice Zugaza, será, además, de gran utilidad para la la comunidad docente e investigadora. Pregunta obligada: ¿cómo se sentirían artistas como Goya y Velázquez al ver escudriñadas sus obras de este modo? «Aterrorizados, pero también fascinados». Esta disección casi científica de los cuadros, añade, se halla muy cerca de la emoción que sentimos al contemplar «in situ» las obras de arte, «pero el alma sólo está en el original».

Así es. Por mucho que podamos apreciar los detalles de la cueva de Altamira en su réplica (la llamada Neocueva) o de la tumba de Tutankamon en una página web, nada podrá sustituir nunca la emoción de pisar por vez primera Altamira o bajar a la tumba del faraón niño. Ni, por supuesto, la de pasear por las salas del Prado. Google Earth nos ofrece la posibilidad, única, de ver y casi tocar los cuadros, pero nunca conseguirá que podamos oler la pintura del Prado y oír lo que nos dicen sus maestros.

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