La pandemia fuerza a las salas de subastas a reinventarse

«El año pasado fue durísimo para todo el mundo y para nosotros también –explica García Yelo–. Gestionamos 4.600 millones de dólares, un 21% menos que en 2019 . Desde marzo hubo que ir cancelando las ventas presenciales, que en ese momento suponían un 70% del negocio, frente a un 30% online. Christie’s reaccionó muy rápido para volcar nuestro negocio hacia lo digital. El segundo semestre de 2020 acabó con un 25% de crecimiento respecto al año anterior. Hicimos más de 200 subastas online, que se multiplicaron un 261%. También hubo un crecimiento de un 84% en ventas privadas ; fue el mejor año de nuestra historia, con 1,6 billones. Por primera vez vendimos más obras por encima de los 25 millones de dólares en ventas privadas que en subastas».

Más que surgir nuevos mercados emergentes con la pandemia, se han equilibrado. Así, en 2020, el 34% de los compradores fue asiático; el 33%, americano, y el 33%, europeo. Sí ha habido muchos más clientes nuevos (un 36%) y mucho más jóvenes. Para Beatriz Ordovás, «las subastas online han llegado para quedarse. Han funcionado extraordinariamente bien. La empresa ha focalizado sus recursos en desarrollos tecnológicos. Las obras se pueden ver con una calidad prácticamente mejor que en persona; las esculturas, en 360º. Además de subastas online, hemos hecho también exposiciones de venta privada online que han tenido un éxito enorme». ¿En las grandes crisis los dueños de obras maestras prefieren guardarlas para tiempos mejores? «Tenemos mucha más demanda que oferta . Hay muchos más clientes buscando piezas que ofreciéndolas», advierte García Yelo. ¿La venta del ‘Savator Mundi’ de Leonardo por 450 millones de dólares supuso un punto de inflexión para la pintura antigua? Recientemente, un Botticelli superó los 90 millones. «Desde 2017, cuando se vendió el Leonardo, se nota que las obras buenas se venden muy bien. Las de diciembre en Londres tuvieron resultados excepcionales. Pero a veces es difícil encontrar ese mercado de obras excepcionales, que apenas quedan en manos privadas», dice Adriana Marín.

«Una tendencia que nos ha sorprendido gratamente es que han venido clientes buscando obras muy específicas con ofertas muy fuertes », apunta Ordovás. ¿Algún tipo de arte con el que se especule más? «A partir del momento en que cae Lehman Brothers , desaparecen los especuladores en el mercado del arte. No han vuelto. Se evidenció que el mercado del arte no era un lugar donde uno pudiera comprar y vender de un día para otro y ganar grandes cantidades de dinero –comenta García Yelo–. En situaciones de incertidumbre aumentamos nuestro volumen de negocio porque somos un entorno donde hay bastante estabilidad». Creen que «con las crisis, las cosas se ponen en su sitio». Con Lehman Brothers, dicen, «se reseteó brutalmente el mercado del arte».

En España, Christie’s no celebra subastas desde 2008 , pero trabaja con clientes españoles que compran o venden fuera de nuestro país. Sí lleva a cabo ventas privadas. Entre los artistas españoles más demandados, citan a Tàpies (concretamente, su obra temprana de 1958-65), muy codiciada; Barceló y su serie de toros, Chillida... «Encontrar esculturas de Chillida disponibles es prácticamente imposible. A nivel internacional hay muchísima demanda», comenta Ordovás. En pintura del XIX, dice Adriana Marín que «muchos clientes demandan obras de Sorolla ». Christie’s es la sala de subastas de cabecera de Carmen Thyssen . ¿Hay noticias de la venta de un Degas y un Monet? «No podemos decir nada, ni sí, ni no, ni todo lo contrario». Diplomacia obliga. En cuanto a la cuota femenina , Christie’s la cumple con creces. Un 70% de su plantilla global son mujeres. En Madrid, sube al cien por cien.

¿Se ha notado en las ventas el auge de movimientos sociales como el Black Lives Matter o el MeToo ? Advierten que «se nota mucho. Hay una demanda real provocada por la situación social». En junio Christie’s celebrará en París una subasta de mujeres creadoras de todos los ámbitos y periodos. « La inclusión es una responsabilidad que una compañía como la nuestra asume y queremos abanderar. No sólo el tipo de obras que ofrecemos, también los coleccionistas con los que trabajamos y nuestro propio equipo. Hay un compromiso interno en la compañía de ser cada vez más inclusivos, más igualitarios. Otro de nuestros objetivos es la sostenibilidad ».

Pero las grandes casas de subastas siempre han estado bajo sospecha, en el punto de mira. El trust Man Ray quiso parar hace unos días una subasta en París: acusaban de robo al exasistente del artista. México también trató de frenar hace unos años la venta de piezas precolombinas . Denunciaba que había obras robadas y falsas. ¿Hay filtros suficientes? «En ello va nuestra reputación, la debida diligencia es obligada. Somos humanos y podemos cometer errores. Pero, si alguien tiene dudas sobre alguna pieza, puede hacer sus alegaciones y probar que algo no se ha gestionado bien. Tenemos un departamento enorme de restitución».

¿Y la atentificación de obras de arte ? Sigue habiendo dudas de la autoría del ‘Salvator Mundi’, atribuido a Leonardo. «Nuestro trabajo no es autentificar, sino valorar. No nos pronunciamos sobre la autenticidad de una obra, nos remitimos a los principales expertos de cada artista». «Si nosotros fuéramos los que confirmáramos la atribución, se perdería mucho la credibilidad de una casa de subastas como Christie’s. No funcionamos con certificados. Para nosotros es fundamental contactar con las personas de referencia de cada artista», dice Adriana Marín.

¿El arte digital ha llegado para quedarse? Beatriz Ordovás cree que sí. «Estamos encantados de movernos con las nuevas generaciones y allá donde evolucione el arte. ¿En qué momento ha adquirido valor el arte digital? Cuando se ha podido registrar la tecnología blockchain . Al tener registro donde se puede comprobar la procedencia y la autenticidad de la obra, los coleccionistas e inversores han visto valor y se han animado». ¿No corre el riesgo de ser una nueva burbuja a punto de estallar? «No lo creemos. Ponernos de lado sería un error».

¿Cómo afecta el Brexit al mercado del arte? En 2020, el 80% de los compradores en Reino Unido no eran europeos. Desde que entró en vigor el 1 de enero, no ha bajado el volumen de ventas en Londres. «Para ver cómo afecta, habría que ver caso por caso», comentan. ¿París volverá a ocupar el trono europeo? Creen que sí. De hecho, «lleva siendo una plataforma bastante fuerte en los últimos años. Ha ido creciendo el número de subastas y de compradores».