Hay versiones distintas de cómo se produjo el suceso. Desde la institución cuentan que fue una mera imprudencia y tratan de restar importancia a lo sucedido. Según relatan, la visitante, una turista italiana, se subió a la tarima del decorado, que forma parte de la obra y no se puede pisar, y al tropezarse y se agarró donde pudo, rasgando así parte del papel pintado.
Sin embargo, fuentes internas de la institución matizan los hechos. La mujer se subió a la obra para hacerse un selfie , dañando el papel. Además, la Policía tuvo que acudir al museo, pues la visitante negaba que hubiera hecho nada, y se negaba a facilitar sus datos. La sala se cerró al público y hasta allí acudieron los agentes, causando gran revuelo entre los visitantes y el personal.
Por lo general este tipo de casos, que no son tan infrecuentes como se piensa, se resuelven de forma amistosa, ya que el museo tiene un seguro que se hace cargo de los daños. Pero para eso es necesario tener lo datos del responsable, de ahí el conflicto.
Los daños, por lo que ha podido saber este periódico, no han sido muy graves. Los restauradores del museo han finalizado las reparaciones necesarias y el biombo que se había instalado mientras trabajaban ya ha sido retirado, por lo que la obra vuelve a estar visible para los visitantes.
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