'Julia', de Jaume Plensa, se queda un año más en la Plaza de Colón de Madrid

La pieza se expone desde entonces sobre el antiguo pedestal de la Plaza de Colón, que antiguamente ocupaba la estatua del navegante. A finales de 2019 se renovó por un año más el préstamo de la escultura, a finales de 2020 se volvió a renovar. Y ahora vuelve a prorrogarse por otros doce meses más: hasta el 20 de diciembre de 2022 «Julia» seguirá en la Plaza de Colón de Madrid. Y es que en tan poco tiempo la preciosa y fotogénica cara de Julia, muy querida ya por los madrileños, forma parte del paisaje urbano de la capital y se ha convertido en un icono: es una de las fotografías más repetidas.

Julia existe en realidad. Es u na niña de San Sebastián , a la que el artista escaneó para extraer el volumen de su cabeza. «Julia está dirigida al corazón de nuestro ser. Es un espejo poético y virtual en el que cada uno de nosotros pueda verse reflejado en sus preguntas más íntimas», advertía Jaume Plensa a ABC. ¿Le gustaría que «Julia» se quedara definitivamente en Madrid? «Ha habido una respuesta de los ciudadanos de Madrid muy emotiva para mí. Es un honor que la pieza esté ahí . Lo que pasa es que no es mía, sino de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Yo también comprendo que ellos quieran pasearla por otros lugares del mundo. En todo caso, sería superbonito que «Julia» se quedara en la Plaza de Colón, pero no está en mis manos», advierte el escultor, uno de los artistas españoles más internacionales.

Recuerda Plensa que «es una pieza que nació de una forma muy especial. Me acuerdo de que fui mil veces a la Plaza de Colón para entender un poco el urbanismo de este lugar y, sin darme cuenta, creo que he llegado al alma de los madrileños. Y eso me hace mucha ilusión. Estoy especialmente tocado por esta respuesta popular tan agradable». Cree que «Julia» aporta «una cierta paz espiritual, un silencio que nos ayuda mucho en un momento de tanta dificultad como el que estamos viviendo. No la hice con este propósito, pero las esculturas muchas veces sobrepasan al creador que las ha hecho. Y esa es la grandeza del arte. Yo también soy ahora un espectador de mi propia Julia. La escultura resultó perfecta para este lugar. Ha introducido ternura en la Plaza de Colón, un lugar clave de la ciudad . Cuando estoy en Madrid, coja el taxi que coja, siempre paso por esa plaza. Es muy bonito ver a Julia tranquila, concentrada en ella misma, mientras en la plaza hay mucho tráfico, manifestaciones...»