John Elliott - Mi admirado Jonathan Brown
Nuestro recuerdo compartido está en la historia
«Tengo muchas fotos con él, pero nuestro recuerdo compartido está en la historia. Felipe IV es mi rey y también el suyo»
Imagen de archivo de Jonathan Brown.
Jonathan Brown fue mi más querido y admirado colega. Nos conocimos en Princeton en el año 1973 y estuvimos juntos muchísimo tiempo no solo en los archivos, sino charlando en los almuerzos y hasta jugando al tenis, donde yo siempre perdía. Compartimos posteriormente ... muchas horas de investigación en España e Italia buscando información sobre el Palacio del Buen Retiro. Era un gran erudito y especialista en el Siglo de Oro, pero sobre todo era un magnífico ser humano, lleno de amistad y de interés en los demás.
Fue él quien me introdujo al mundo de la historia del arte. A mí me interesaron siempre las exposiciones y las pinturas, sobre todo del Museo del Prado , pero fue Jonathan el que me dio las herramientas. Su método consistía en contextualizar las obras dentro del enfoque cultural y político de su época. Se puede decir que su visión cambió, y hasta revolucionó, nuestro entendimiento del arte, porque Jonathan abrió una nueva perspectiva para los jóvenes investigadores, que estaban hartos de una historia positiva y cerrada a un enfoque más amplio. Vino como aire fresco para todos: un respiro. Aprendimos mucho gracias a un hombre que quería saberlo todo con su curiosidad infinita.
Mi trabajo combinó perfectamente con lo que estaba investigando del siglo XVII. Casi se puede decir que fuimos hechos el uno para el otro. Teníamos una visión muy parecida de la historia de España, y a la vez muy diferente de lo que tradicionalmente había interesado en el mundo anglosajón. Jonathan, como yo, cayó enamorado del Museo del Prado desde su primera visita. Los dos sin conocernos en ese momento vivimos una experiencia similar en España. El trabajo en los archivos españoles era difícil, con la catalogación muy primitiva y sin saber lo que podías encontrarte. Era tierra virgen ante nosotros. Los historiadores extranjeros tuvimos una oportunidad única de movernos y buscar descubrimientos, mientras los historiadores nativos casi no podían viajar.
Desde que escribimos el libro ‘Un palacio para un rey: el Buen Retiro y la corte de Felipe IV’ , estuvimos siempre pensando en recuperar del olvido ese gran palacio para el futuro. Nos ayudaron mucho los políticos de entonces, como el presidente Aznar, para sacar adelante una campaña por la que llevamos casi cuarenta años luchando en la prensa y a nivel institucional. Esperamos que esa evocación del Salón de Reinos, que no imitación, salga adelante pronto. Será, una vez acabado, el gran legado de Jonathan.
Tengo muchas fotos con él, pero nuestro recuerdo compartido está en la historia. Felipe IV es mi rey y también el suyo.
Noticias relacionadas