Un drama en géneros
Uno de sus mejores críticos, el estudioso Jorge Fernández Granados, definió la escritura de José Emilio Pacheco como un drama en géneros. Y eso es lo que es, porque en ella no sólo están las formas más clásicas de la lírica -como el epigrama, la ... elegía y el monólogo dramático, por los que tanto y tan bien él ha sabido y solido transitar- sino también otras, como la glosa, el escolio y las versiones en segundo grado que él denomina «aproximaciones».
Para Pacheco, «todo acto es traducción» y «no leemos a otros: nos leemos en ellos». Lector implícito de la poesía universal y consciente y privilegiado lector de la suya propia, su obra tiene elementos de todas las manifestaciones históricas de la lírica, y se caracteriza, sobre todo, por tres: a) el tono de la «música popular rimada» oída en el irreductible terreno de su infancia, al que se ha mantenido siempre fiel; b) la ética de la responsabilidad, que le ha llevado a articular un discurso crítico con la sociedad de consumo y que podríamos llamar «ecológico» y del que es muestra patente su poema «Conversación romana (1967)»: barbarie son ahora los desechos :/ plásticos y botellas y hojalata./ Círculo del consumo: la abundancia/ se mide en el caudal de sus escombros; y c) un sentido colectivo del texto frente al concepto romántico-burgués de autoría y de originalidad.
Para José Emilio Pacheco, «la poesía no es de nadie: se hace entre todos». De ahí su deseo -expresado también por Rilke y Juan Ramón- de que sea anónima. Su cercanía al hai-ku y el hecho de que su tiempo y tempo poéticos sean el instante han permitido describir su obra como «lírica efímera», según la formulación de Thomas Scherer. Pero donde su poética y su tradición mejor están descritas es en «Contra Harold Bloom» y en «A quien pueda interesar». En el primero de estos textos afirma su vinculación a López Velarde, Gorostiza, Paz y Jaime Sabines; en el segundo, utilizando una construcción propia de la lírica griega arcaica, se distancia de la concepción simbolista del libro unitario, cerrado y perfecto en su «espejo de armonía», y proclama que a él sólo le importa el testimonio/ del momento inasible, las palabras/ que dicta en su fluir el tiempo en vuelo.
Admirador de Reyes y de Villaurrutia en el ensayo, conocedor de Eliot y Cernuda, nos ha dado también excelentes aproximaciones críticas a otros poetas sobre los que ha ejemplificado su idea de la organización del libro en series. Autor de una obra compleja en la que predomina el uso literario de la lengua coloquial, la de Pacheco es una de las más altas que hay hoy en nuestro idioma por su muy amplia riqueza de registros y por las tonalidades afectivas que fundan su comunicación verbal.
Poeta
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete