El Centro Botín de Santander exhibe obras maestras del retrato cedidas por Jaime Botín

A partir de hoy, sábado día 23, en plena celebración de su primer aniversario, el visitante del Centro Botín podrá admirar esta selección de obras que, bajo el título «Retratos: Esencia y Expresión», cuenta con su propia sala en el edificio diseñado por Renzo Piano .

Como en la colección del banquero y patrono de la Fundación Botín, la mayoría de las obras son de artistas españoles: «Arlequín» (1918) de Juan Gris ; «Al baño. Valencia» (1908) de Joaquín Sorolla ; «Mujer de rojo» (1931) de Daniel Vázquez Díaz ; «Figura de medio cuerpo» (1907) de Isidro Nonell ; «El constructor de caretas» (1944) de José Gutiérrez Solana y «Retrato de mi madre» (1942) de Francisco Gutiérrez Cossío .

Junto a ellas se exhiben un Matisse , pero de temática española, «Femme spagnole» (1917) y el dramático autorretrato que pintó Francis Bacon en 1972, tras el suicidio de su pareja, «Self portrait with injured eye».

Según ha explicado hoy a los periodistas María José Salazar, experta en arte del siglo XX y miembro de la comisión asesora de artes plásticas de la Fundación Botín, el propio coleccionista ha hecho la selección de las obras , que son los cuadros que «más le llegaban», los que tenía en el salón de su casa.

Salazar ha elogiado la «generosidad» de Jaime Botín, que se ha «desprendido» de las pinturas que se sentaba a contemplar cada día para que puedan ser disfrutadas por todos en el Centro Botín, en una sala que mira a los Jardines de Pereda, donde jugaba en su infancia en Santander.

Todas son piezas significativas, obras importantes en la trayectoria de cada artista, ha apuntado Salazar, que encuentra «sorprendente» que Jaime Botín , hoy un hombre de 82 años, fuera capaz de reunir una colección privada de arte «tan moderna».

Es también una colección que sorprende, en su opinión, por su unidad temática , de genero y de tiempo, formada, sobre todo, por obras de principios del siglo XX y en su mayoría retratos de artistas españoles. Los cuadros de la selección del Centro Botín comparten, además, a su juicio, un «halo de melancolía» que impregna los ocho retratos.

Salazar, que ha tenido la oportunidad de estudiar de cerca la colección, no se ha aventurado a hacer un cálculo sobre el número de obras que la componen y, a preguntas de los periodistas, ha atribuido la ausencia del banquero en Santander a que siempre evita acudir a actos sociales . «Su mundo son sus libros y sus cuadros y siempre está ausente en los actos de este tipo», ha dicho.

También el director general de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera, ha justificado la ausencia del coleccionista en «su forma de ser», y ha declinado responder al ser preguntado por cómo se conjuga la generosidad de esta donación con sus problemas con la justicia por sacar de España el cuadro de Picasso «Cabeza de mujer joven», una cuestión que, para Sáenz de Miera, «nada tiene que ver» con la Fundación Botín.

Jaime Botín ha cedido las obras durante un periodo de cinco años prorrogables , dentro de un acuerdo por el que también se compromete a donar un millón de euros anuales para el mantenimiento de la colección y para contribuir a la actividades del Centro Botín, aunque, según Sáenz de Miera, su deseo es que permanezcan en él de manera indefinida.

El Centro Botín mostrará también a partir de este sábado una selección de los fondos de su colección bajo el título de «El paisaje recofingurado», que ofrece una perspectiva del panorama artístico de la última década, ha explicado el director artístico del Centro Botín, Benjamin Weil .

La exposición, que podrá visitarse hasta el 13 de enero, incluye obras de los artistas consagrados que han dirigido los talleres de artes plásticas de la Fundación Botín y de los artistas emergentes que han sido becados en sus convocatorias anuales, y que en muchos casos se han convertido en figuras clave de su generación .

Entre los primeros están presentes, entre otros, Lothar Baumgarten , Joan Jonas y Julie Merethu, y entre los antiguos becarios, Irene Kopelman, Leonor Antunes y Jacobo Castellano.

Según Weil, cada uno de los artistas presente en la muestra, que «en sí es un metapaisaje», tiene una manera distinta de relacionarse con la idea del paisaje, que más que una representación del mundo es para ellos un concepto desde el que elaborar nuevas estrategias creativas.