Jaume Plensa, una década después

En 2004, la Crown Fountain entró en el Millenium Park como un torrente de agua y luz. Son dos torres enfrentadas de 16 metros de altura en las que aparecen a diario las caras de mil vecinos de la ciudad. Están unidas además por una lámina de agua que sale justo de la boca de estos ciudadanos anónimos. «Fue una pieza muy utópica en su momento. Que diez años después siga existiendo y funcionando es un premio», reflexiona hoy Plensa desde Chicago.

«La Crown Fount tuvo gran repercusión y dio un giro en la opinión de mucha gente»Desde el pasado martes, las dos torres están acompañadas por otras cuatro esculturas. Cuatro cabezas humanas de grandes dimensiones que conformarán hasta diciembre de 2015 la exposición «1.004 retratos». Los primeros mil corren a cargo de la Crown Fountain y los otros cuatro aterrizan ahora en este homenaje mutuo que Chicago y Jaume Plensa se conceden. Son en total tres rostros femeninos de hierro fundido y otro de polvo de mármol y resina. «Una se llama Paula, otra se llama Inés, y la otra Laura. Y el retrato blanco es de una niña dominicana que se llama Awilda», explica el autor, que siempre utiliza modelos reales para sus trabajos. La exposición «1.004 retratos» es solo una de las actividades que viene realizando Plensa, uno de nuestros escultores más internacionales. El barcelonés cuenta con obras de arte público repartidas por Niza, Florida, Tokio o Jerusalén.

Buena parte de ese éxito se lo debe a la Crown Fountain. «Recuerdo que yo estaba montando una exposición en el Palacio de Velázquez y mi obra estaba en el mundo de la luz, el agua y todo esto... Tuvo una repercusión internacional enorme y dio un giro en la opinión de mucha gente, que empezó a considerar lo público como algo de Primera División».