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«Van Gogh tuvo la voluntad heroica de seguir adelante a pesar de su miseria»

Steven Naifeh, coautor de «La vida de Van Gogh» (Taurus) junto con Gregory White Smith, defiende que el artista no se suicidó, sino que recibió un disparo accidental

«Van Gogh tuvo la voluntad heroica de seguir adelante a pesar de su miseria» ABC

BORJA BERGARECHE

Los abogados Steven Naifeh y Gregory White Smith forman una de las parejas más temidas de la historia del arte. Pueden con todo. Su biografía sobre el artista Jackson Pollock recibió el premio Pulitzer . Y ahora, tras dedicar jornadas de diez horas diarias durante diez años a la vida de Vincent Van Gogh, han publicado la biografía definitiva del malogrado pintor holandés. La aplicación de la tecnología a su investigación les ha permitido documentar una nueva explicación al gran misterio de la vida de Van Gogh: su muerte .

Naifeh estudió Derecho en Harvard e Historia del Arte en Princeton

Y defienden que no se pegó un tiro en un campo de trigo de la localidad francesa de Auvers-sur-Oise, como representó para siempre en el imaginario colectivo la caracterización de Kirk Douglas en la película de Vicent Minnelli. Naifeh estudió Derecho en Harvard e Historia del Arte en Princeton, y ejerce como abogado en un bufete de Carolina del Sur. Mediante una larga conversación telefónica y varios correos, nos desvela las claves de su investigación .

- ¿Qué diferencia a esta biografía de las anteriores sobre el artista?

-Que la tecnología nos ha permitido hacer en diez años una investigación que nos habría llevado 30. Había tanta información en las 100.000 notas escritas por Van Gogh que sabíamos que, de haber trabajado a la antigua, como hicimos en nuestra biografía de Jackson Pollock, habríamos tardado décadas. Decidimos digitalizar el material y referenciarlo, y luego construimos una aplicación específica para recrear su vida a través de 400 páginas o «cajas» a las que íbamos arrastrando cada una de las 100.000 notas y cartas. Así, teníamos cada aspecto de su vida conectado digitalmente a las fuentes originarias, y podíamos lanzar búsquedas fácilmente en la base de datos. Tuvimos a siete desarrolladores informáticos trabajando con nosotros, y hasta una veintena de personas si sumamos a los traductores.

- ¿Fueron los primeros en acceder a ese material?

-El Museo Van Gogh presta material sobre el artista permanentemente en todo el mundo, y fueron extraordinariamente generosos en darnos acceso a sus archivos, incluidas las cartas, nunca publicadas, entre los miembros de la familia Van Gogh. Pero nuestra perspectiva no fue solo el producto de la innovación tecnológica. No creo que nadie haya tenido el lujo de dedicar tanto tiempo como nosotros a investigar las cartas de Van Gogh, las de su familia, todas las fuentes primarias disponibles, la mayoría de las secundarias, mucho material sobre la vida en Holanda, Francia e Inglaterra en el siglo XIX, y todos los libros y lecturas que sabemos que hizo Van Gogh. Greg [White Smith, coautor] y yo hemos trabajado diez horas diarias durante diez años, con asistentes de investigación que hacían el trabajo mucho más eficiente.

- ¿Y qué encontraron entonces que no vieran los demás?

-Van Gogh es una figura que ha atraído siempre a los mejores expertos de la historia del arte. Y nos hemos beneficiado enormemente de su trabajo sobre los dibujos y pinturas del artista. Pero los historiadores del arte no investigan la vida del artista con la misma profundidad con la que estudian su obra. Ese era nuestro reto y nuestra oportunidad. Teníamos la suerte de que nadie había intentado hacer una biografía definitiva de un personaje tan singular. Y nos acercamos, por ejemplo, a un libro sobre enfermedades mentales de un bioquímico que recoge en una nota a pie de página una conversación con John Rewald, el gran historiador del impresionismo y postimpresionismo. Rewald estudió en París antes de la Segunda Guerra Mundial y visitó varias veces Auvers, la ciudad donde murió Van Gogh. Allí, la gente le dijo que el pintor no se había suicidado, «que unos chavales le habían disparado accidentalmente» y que «no se habían atrevido a hablar por miedo a ser acusados de asesinato, y que Van Gogh decidió protegerles y ser un mártir».

- Y eso les llevó a revisar la hipótesis de su muerte...

-En sí, ese elemento no tenía por qué ser tan importante. Pero lo era, y mucho, en el contexto de la entrevista que uno de los dos hermanos amigos de Van Gogh, René Sécretan, dio en los 50, antes de morir. Seguramente era consciente de las implicaciones de reconocer que apretó el gatillo, con lo que no reconoce en ningún momento haberle disparado. Pero la entrevista respira sentimiento de culpa por todas partes, e insiste en lo mal que trataron a Van Gogh, cómo le atormentaban regularmente. Reconoce además que la pistola es suya, resolviendo el misterio de cómo llega un arma a manos de Van Gogh. Así que unimos esas dos fuentes de información a varios otros elementos para establecer una explicación diferente, más convincente, que la historia tradicional del suicidio de Van Gogh.

- Su amistad veraniega con los dos hijos de un próspero farmacéutico parisino, el pacífico Gaston, sensible a sus 18 años, y el salvaje René, de 16 años, que le martirizaba llamándole «loco pelirrojo» vestido de vaquero mientras disparaba a los patos con su revolver, acabó con su vida...

-No sabemos exactamente lo que ocurrió, y no podemos demostrar que René apretara el gatillo, pero algo pasó en el camino a Chaponval entre un «cowboy» gamberro y bebido de 16 años y un artista colérico y desequilibrado, probablemente ebrio. Somos abogados, y adoptamos esa perspectiva al revisar las personas que dieron los primeros testimonios del incidente que llevaron a la teoría del suicidio. Vimos que había muchas inconsistencias. La premisa legal primera es la intención, y aquí no la vemos. ¿Por qué se había llevado Van Gogh esa mañana todo su equipo de pintar? ¿De dónde sacó la pistola? Es absurdo creer que se compró una para ahuyentar a los cuervos, como sostienen algunos. No hay cuervos en julio en Auvers, y él era un ornitólogo de primera, adoraba los pájaros desde pequeño. Además, tuvo periodos mucho peores que sus últimos meses en Auvers. Durante su temporada en el Borinage, en la zona minera belga, creemos que sufrió varios episodios psicóticos. Cortó la comunicación con su familia. Se obligaba a dormir al raso en invierno, con mucho frío, como una forma de autocastigo. Y se azotaba con palos.

- ¿Qué reacción ha recibido esta nueva explicación de su muerte?

-La mayoría de los «curators» en los museos en los que hemos dado conferencias desde la publicación del libro hace un año nos dicen que nuestra explicación tiene más sentido que el suicidio, y lo mismo coinciden la mayoría de reseñas de la biografía. Incluso varios expertos forenses nos han confirmado que la hipótesis del disparo accidental es más probable. Pero esperamos que los lectores decidan por si mismos. Nosotros no arrancamos nuestra investigación sobre su vida con una teoría preconcebida sobre su muerte, lo que sí hicimos es buscar nuevas fuentes de información. Sabíamos que los medios reaccionarían a una nueva explicación de la muerte de Van Gogh, conocemos cómo funcionan, y nuestra reacción fue ambivalente: estamos agradecidos porque hará que mucha más gente lea el libro, pero existe también el riesgo de que los diez años de investigación sobre su vida completa pasen a un segundo plano.

- ¿Cómo se revela la personalidad de Van Gogh en esas notas?

-La mayoría son cartas dirigidas a su hermano Theo, que era su banquero, dirigidas a menudo a convencerle de que le enviara más dinero. En las que le envía desde Auvers, le intenta convencer de que se mude con sus hijos desde París al pueblo. Pero son también un registro de su vida cotidiana y de su monólogo interior. Van Gogh daba por hecho que nadie más que su hermano leería las cartas, por lo que no oculta nada cuando se desahoga con él, a diferencia de lo que hacen a menudo en sus cartas los escritores importantes. Por eso, son muy reveladoras y, en muchos casos, brillantes. Van Gogh tenía un gran intelecto, mucha gente se sentirá sorprendida de descubrirlo. Dominaba cuatro idiomas, y su prosa es a veces literatura de la mejor.

- ¿Fue feliz en algún momento?

-Van Gogh era con toda probabilidad maniaco-depresivo. Así lo creen muchos psiquiatras que han leído nuestra biografía. Además, tenía una epilepsia severa y otras enfermedades que le debilitaban mucho. Era capaz de ser feliz, sobre todo cuando trabajaba, pero creo que es razonable decir que fue completamente desgraciado casi toda su vida. Uno de los aspectos más alucinantes de su historia es cómo tuvo la voluntad heroica de seguir adelante a pesar de su miseria, y no solo para sobrevivir, sino para crear una de las obras más importantes de la Historia.

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