Agustín Fernández Mallo: «No tiene ningún sentido a fecha de hoy decir que uno es anticapitalista o antimarxista»
El escritor publica «La forma de la multitud», ensayo ganador del primer Premio Eugenio Trías
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Iniciar sesiónSiempre original, multifacético, poético y ambicioso, Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) acaba de publicar su ensayo ganador del premio Eugenio Trías, 'La forma de la multitud' (Galaxia Gutenberg), un libro que analiza el impacto de los datos que se desprenden de nuestros pasos y ... nuestros dispositivos y han creado unas formas de identidad inéditas. Nuestros datos forman nubes polvorientas que guardan parte de nuestra identidad y son parte de una economía fuera de nuestro control. Desde la civilización, la filosofía y la ciencia traza su escritura para aportar claridad a un tema en el que cuesta hacer pie hoy en día. El libro se subtitula 'capitalismo, religión, identidad' para dar alguna pista al lector.
-¿Cuál fue la chispa de este ensayo?
-La primera es la idea de cómo se forman las identidades hoy. Hay espacios en los cuales se va creando nuestra identidad sin que seamos muy conscientes de ello. En internet se van creando yoes paralelos con fragmentos nuestros que no podemos controlar y que ni siquiera vemos, pero que de algún modo operan como si fuéramos nosotros. Detrás de todo eso está la idea de que la identidad individual y también la identidad colectiva (pueblo, nación...) nunca está definida por nosotros. Creemos que sí, pero está definida por los que hay fuera, sean personas o entes algorítmicos que van manejando nuestros datos.
Agustín Fernández Mallo, ganador del primer premio de Ensayo Eugenio Trías
ABCEl galardón, convocado por el Centro de Estudios Filosóficos Eugenio Trías y Galaxia Gutenberg, está dotado con 8.000 euros
-¿Qué somos entonces?
-Una negociación entre el yo y los que están fuera. El ser humano va perdiendo cosas y a medida que las va perdiendo se va dispersando por todo el planeta en fragmentos que desconocemos.
-El capitalismo es omnipresente en el libro.
-Veo tres tipos. Uno es el capitalismo monetario, en el cual apenas me meto. Pero hay otros dos más que pasan inadvertidos. Uno sí es nuevo, realmente nuevo, que es lo que llamo capitalismo de tiempo infinitesimal. Está operando en redes a través de tiempos tan pequeños que no podemos controlar.
-¿Por ejemplo?
-Los bots que manejan la bolsa y nuestros datos, nuestras compras, todo, en tiempos que no podemos percibir. Eso abre una perspectiva antropológica nueva. Por primera vez el ser humano opera sin querer a través de un yo que no maneja y funciona en milisegundos, es decir, fuera de la escala humana.
-¿Por qué capitalismo y no otro nombre para ese sistema?
-Porque hay un intercambio económico. El ejemplo es la caída de la bolsa del año 2018 provocada por bots. Se suma el hecho de que la economía financiera actual es una ficción absoluta.
-Dice que la tarjeta de crédito es más bien una tarjeta de fe.
-El dinero siempre ha sido una fe, un crédito que damos. Lo trata muy bien Giorgio Agamben. Yo tengo fe en que el billete de 20 euros valdrá 20 euros, algo que realmente no está ahí.
-Habla del emocapitalismo, ¿por qué?
-Cuando el capitalismo se da cuenta de que para operar con nosotros ya no puede ser coercitivo, tiene que buscar métodos emocionales. Hoy día para venderte un coche no hablan de caballos de potencia, sino de sensaciones, como salvar el planeta.
-¿No hay argumentos?
-Las ciencias se han fundamentado en la racionalidad, en argumentos que puedan ser validados o refutados. La opinión pública hoy se basa en las sensaciones. Si alguien tiene una sensación, pues el mero hecho de tenerla parece que ya es un argumento de autoridad, es lo más anticientífico, lo más antirracional que hay.
-Habrá quien busque en el libro la colleja definitiva al capitalismo o al anticapitalismo, o a las identidades.
-No estaba en mi intención. Yo intento analizar una dinámica. No tiene ningún sentido a fecha de hoy decir que uno es anticapitalista o antimarxista. Son dinámicas que han tenido consecuencias tanto positivas como negativas. No puedo hacer un libro anticapitalista con una tarjeta de crédito en el bolsillo.
-¿Pretende rebajar la polarización?
-Como la opinión pública es una religión, cualquier cosa que digas la gente va a querer polarizarla. A favor, en contra. Blanco, negro. Bueno, pues yo lo que trato con este libro precisamente es decir que ni todo es blanco
ni negro.
-¿Por qué habla de capitalismo antropológico?
-Al ser humano le falta algo, y por ello tiene que estar todo el tiempo negociando con su entorno para obtener ese algo que supuestamente le falta. Lo que ocurre, el truco, vamos a decirlo así, es que esa falta nunca puede ser suplida.
-Y buscamos lo que llama prótesis.
-Son prótesis de la falta, pero es una falta que nunca puede ser suplida. Por eso este capitalismo antropológico es infinito y no es utópico, esa es la clave.
-¿Por qué?
-Sistemas como el comunismo, religiones como el cristianismo, creen que alguna falta se podrá suplir y podemos llegar a un estado más o menos estable. El capitalismo antropológico, tal como lo veo yo, es el que dice que no, que precisamente el truco está en que eso nunca se va a poder suplir, ¿por qué? Porque somos un sistema complejo, y el resto son un poco ensoñaciones finalistas que nunca se comprobarán.
-Y dice que los oponentes al capitalismo en realidad son momentos del propio capitalismo.
-Así lo veo: cristianismo, marxismo, comunismo, el propio capitalismo liberal a ultranza, todo eso queda luego subsumido por un capitalismo más real o por dinámicas de intercambio real, que no tienen nada que ver con esas utopías.
-Entonces, ¿cómo define el capitalismo antropológico?
-Es tener fe en cosas que no son utópicas, porque la utopía no existe por la propia definición de la propia palabra. Estamos hablando de utopías, pero cuando uno se va al origen, se pone a estudiar en serio y dice, a ver, ¿de qué? ¿Utopía de qué? Y algo que no hemos hablado, la forma de la multitud.
—Negociamos con más cosas, ¿no?
—Todo lenguaje humano intenta salir fuera. Por eso creamos metáforas, arte. A un animal nunca le falta nada, ni nunca le sobra nada, como a una piedra. Siempre está en armonía absoluta con su entorno. Precisamente por eso son más deficientes que nosotros, porque no tienen esa aspiración de negociar con el entorno y ir más allá, y por eso un perro, o una piedra, o una planta, no tiene un lenguaje en sí mismo.
-¿Cuál es la forma de la multitud, entonces?
-Una multitud es irrepresentable, ontológica. Es una paradoja. ¿Cómo un político puede decir que representa a una multitud? Es imposible que una ideología o cualquier mecanismo o sistema represente a una multitud. Siempre habrá alguien más. La única manera de representarla es la estadística. Para mí este fue un pensamiento clave. Cualquier política es la forma de manejar una estadística, contar a una población y extraer de ahí consecuencias estadísticas para llevarlas hacia un lado o hacia otro. Porque un dato se puede manejar como tú quieras, es decir: se puede interpretar.
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