Teddy Bautista, a punto de recibir su pensión vitalicia de 23.000 euros al mes

Y no es para menos esa tranquilidad. Si gana el juicio podría calzarse una indemnización —en el mejor de los casos— de 1.400.000 euros (42 mensualidades de su salario), o de 675.000 euros , correspondientes a dos años de blindaje de un contrato de alta dirección. Si por el contrario la juez no reconoce tal despido, confirmando así la salida voluntaria de Bautista de la SGAE, no recibiría nada.

Pero mientras esto se dilucida (tal vez en dos semanas), Bautista tiene motivos para mantener la calma. Según ha sabido ABC , el exdirectivo ha solicitado hace unos días —y ha sido aprobado— empezar a percibir su pensión de jubilación, que ascendería a casi 23.000 euros mensuales . Esta pensión es el resultado de un acuerdo establecido por el excantante de los Canarios hace unos años con la entidad, al no tener posibilidad de recibir ninguna pensión contributiva (comenzó a cotizar en 1999) y como compensación a una labor que ha logrado que la SGAE haya pasado en dos décadas de ingresar tres millones de euros a más de 350 millones anuales. Así, durante los últimos años la entidad destinó una partida anual a proveer ese fondo de pensiones, que gestiona la empresa Watson Wyatt.

A la espera de comenzar a recibir dicha pensión, algo que podría suceder ya el próximo mes de marzo, Bautista participaba ayer como un convidado de piedra (no abrió la boca, tan solo se rió de algunas afirmaciones y negó otras con la cabeza) en un juicio que duró casi cinco horas.

Mientras, el abogado del demandante reiteró que la salida de Bautista de la SGAE había sido un «despido tácito» al impedirle seguir trajando en la entidad tras haber renunciado a todos sus cargos el 12 de julio. Según los testigos aportados por el demandante —Hevia, García Abril, Senante—, esta renuncia no fue más que «un paso atrás», «una forma de apartarse» hasta que se conocieran los resultados de la investigación abierta por la Audiencia Nacional. Los testigos de la defensa, Sabino Méndez, Imanol Uribe, Álvaro de Torres, Francisco Galindo y Ricardo Azcoaga , entendieron, sin embargo, y en todo momento, que la renuncia presentada por Bautista era una dimisión y su salida de la entidad. Si los primeros aseguraban haber mantenido reuniones en días posteriores al 12 de julio, lo que demostraría una actividad laboral normal, los segundos reiteraron que el exdirectivo se despidió de ellos con «abrazos» y que los días posteriores se dedicó a embalar sus cosas. « ¿Mudanza o traslado a otro despacho? », cuestionó la parte demandante.

Igual de confrontadas fueron las opiniones sobre la posición que ostentaba Bautista en la SGAE antes de su marcha. La parte demandante sostuvo que no era más que un intermediario que acataba las órdenes de la Junta Directiva y de la Asamblea de Socios; para la defensa, disfrutaba de gran poder de decisión y una autonomía en la firma que le permitía comprar teatros.