Era imprescindible en talleres, oficinas, en el campo y en las casas. Veraneos de sombra y botijo para luchar contra el calor. Un agua fresca mucho más sana que la de botella en la nevera
El botijo y la bota de vino son dos de los mejores inventos nacionales. El botijo era imprescindible en talleres, oficinas, en el campo y en las casas. Veraneos de sombra y botijo para luchar contra el calor. Un agua fresca mucho ... más sana que la de botella helada de la nevera, que no araña los dientes.
Y es que años más tarde, en 1994, dos profesores de química integraron en una sola fórmula todas las variables que hacían que el botijo se enfriase. Era un argumento que no podía emplear este vendedor para explicar a estas muchachas, la utilidad del objeto que miran con curiosidad. Hoy en día se ha quedado tan solo en un objeto poco más que decorativo. ¡Qué pena! Encima ahora, que ya conocemos el mecanismo del botijo.
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