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ABC Cultural

Alberto González Lapuente

El don de la sordera

Umberto Eco, durante la presentación de «El cementerio de Praga» en Jerusalén AP

Fue la música para Umberto Eco un punto de partida. Lo contó en el prólogo de «Obra abierta» recordando su trabajo entre 1958 y 1959 en la RAI de Milán, dos pisos por debajo del estudio de fonología musical que dirigía Luciano Berio: un silbar ... de frecuencias, ruido de ondas cuadradas y sonidos blancos. Surgió pronto una relación ampliada a Maderna, a Boulez, a Pousseur, a Stockhausen… y materializada en el experimento sonoro titulado «Omaggio a Joyce», especie de transmisión radiofónica, sinfonía de voces y cinta magnética sobre la cualidad onomatopéyica del lenguaje. Como siempre, la teoría llevó a la práctica, la estética a la experimentación.

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