Desastres de la guerra
Sabe Dios cuándo habrá otro verano
'Las bicicletas son para el verano', dirigida por Jaime Chávarri, es una prodigiosa adaptación cinematográfica de la obra teatral, espléndida, perfecta, de Fernando Fernán Gómez
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Iniciar sesiónJulio, 1936, Madrid. Plaza de la Paja, o Plaza de Olavide. Han terminado los exámenes. Luisito no ha podido presentarse, a los de Acción Católica no les han dejado. Y sin exámenes no hay notas, y sin las notas aprobadas no hay la bicicleta que ... su padre, Luis, le había prometido. A Luisito le parece injusto porque las bicicletas son para el verano. Una parte del Ejército se subleva, en lo que será un golpe de Estado contra el Gobierno del Frente Popular. Las cartas están sobre la mesa. La Guerra Civil española (1936-1939) ha comenzado. No tener la bicicleta será lo de menos para lo que se le viene encima a esta familia de clase media, como a millones de compatriotas. Antes, Manolita, la hija de la familia, llega tan contenta se baja de un tranvía que bien pudiera moverse por la calle Bailén, y en la parada la esperan, su padre, Luis, su madre, Dolores y Luisito, juntos quieren festejar en una terraza y una horchata, las buenas noticias, Manolita será mecanógrafa. En su modestia son felices hasta que suena el siniestro clarín de la guerra.
Los que las calientan, los que las comienzan, olvidan el viejo verso de Shelley . «No despiertes a la serpiente si no sabes el camino que va a seguir». La despertaron. Se desataron los infiernos y una sociedad rota y errática asiste con miedo e incertidumbre al horror. La información de la que cuentan está controlada, lo demás son rumores, dimes y diretes, macutazos, propaganda. No saben nada. Allí entre las cuatro paredes de una casa como cualquiera de cualquier barrio.
El desastre será el estribillo de esa canción siniestra. Luis, otrora admirador de Gorki , con entrañables ínfulas de convertirse en escritor es el administrador de unas bodegas, incautadas por el Gobierno y convertidas en Cooperativa, tras el fusilamiento del dueño, su hijo y un señor que, en el momento de su detención, había ido a visitarles. Manolita que, como su padre en la literatura, también desea cambiar su vida por la de las bambalinas, comienza a trabajar en una compañía teatral cuyas obras llaman a la resistencia republicana en Madrid. Y Luisito, sin bicicleta, con los amigos desperdigados por España -era el comienzo de las vacaciones- y cada uno en el bando que le cayó, se dedica a leer las obras sicalípticas que su padre tenía ocultas en el desván.
Jaime Chávarri dirigió esta prodigiosa adaptación cinematográfica de la obra teatral, espléndida, perfecta, de Fernando Fernán Gómez , en 1984. Eran tiempos mejores para tratar la Guerra Civil. Porque es la historia de una familia destrozada en lo cotidiano por los acontecimientos, una metáfora de la mayor parte de las familias españolas, un desgarro emocionado y conmovedor, contado desde dentro, desde la mesa camilla, desde el hambre (magistral la escena de las lentejas), la picaresca (los escarceos de Luisito con la joven y atractiva asistenta), el sufrimiento (los bombardeos a la capital) y la demolición moral de Luis.
'Las bicicletas son para el verano' es una de las grandes películas que abordan la Guerra desde la intimidad de las gentes, la intrahistoria de los seres sin Historia, y muestra indeleble los desastres, tantos y diversos, de las guerras.
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