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ABC Cultural

Prometeo enfocado: el cine de Frankenstein

Como Frankenstein, el cinematógrafo es un montaje de piezas muertas, imágenes que cobran vida al acoplarse

Hugh Grant cantando en albanés en el filme de Gonzalo Suárez, «Remando al viento» (1988)

OTI R. MARCHANTE

El cinematógrafo comparte en su esencia la misma naturaleza que el monstruo de Frankenstein, pues su existencia consiste en el acoplamiento (montaje) de imágenes fijas y «muertas» que ensambladas cobran movimiento y vida . Y comparte también esa idea difusa de imposible, ... inmortalidad, monstruosidad, progreso tecnológico y el potencial de belleza-fealdad o bondad-maldad… La primera vez que se visitaron el cine y Frankenstein fue en 1910, un cortometraje de 16 minutos producido por Thomas Edison y dirigido por J. Searley Dawley a toma única, en plano largo y con la ingenuidad que se puede suponer. Lo que literariamente nació como idea romántica, como reflexión sobre el papel y los límites de la ciencia, como metáfora de libertad, de igualdad, de miedos ante lo desconocido, de reflexión entre el cruce de la ética y la estética, el cine lo convirtió en sustancia de un género, el de terror, y alrededor de esa sustancia creó otro mito, otras claves, pero sin olvidar en sus mejores versiones la idea de Prometeo desencadenado, de soledad, dolor, incomprensión y peligro de arrebatarle algo a Dios (ese fuego prometeico) que el hombre no está preparado para controlar.

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