Las otras pistas que siguió la Policía
desde una autoinculpación falsa hasta una de las piezas robadas y después escondida en el altar de una iglesia
El organista que se sentía perseguido
Una noche los agentes de la Brigada de Patrimonio recibieron una llamada. «Yo tengo el Códice en mi casa», contó un hombre. Los agentes le interrogaron y se autorizó un registro en las dependencias en que vivía. Indicó una trampilla en ... el techo de la cocina, luego un armario, más tarde un hueco imposible detrás de una puerta. Todo se puso patas arriba sin hallar ni rastro del libro .
Se le tomó declaración. Esa persona, que trabajaba como organista de la catedral , estaba segura de que el ladrón del Códice, que no sabía quién era, había escondido el preciado libro en sus habitaciones para vengarse de él y que lo culparan de la sustracción. La libertad de acceso que tenía por su empleo para moverse por el templo había abierto heridas y provocado envidias. Casi dieron gracias de que el manuscrito no estuviera allí por el l amentable estado de la vivienda , plagada de periódicos, libros, botellas y todo tipo de papeles.
Un cofre sagrado en la iglesia de las Ánimas
Hace unas semanas el párroco de la Iglesia de las Ánimas, muy cerca de la Catedral , descubrió un sorprendente hallazgo. En el altar de Santa Rita encontró un cofrecillo con aspecto valioso que no pertenecía a esa parroquia en la que celebran misa algunos canónigos del Cabildo. Contó que lo había encontrado, y cuando lo entregó se descubrió que era una caja donde se guardaban las llaves de uno de los Sagrarios de la Catedral . Se había echado en falta pero nadie sabía donde estaba.
Tras la detención de Castiñeiras se ha averiguado quién se lo llevó. El electricista lo depositó en un hueco del altar metido en una de las características bolsas de plástico con las que se le solía ver por el templo desde la época en la que trabaja allí y también después. El canónigo Fernández Lago confirmó a ABC que el sospechoso también asistía a veces a misa a esa capilla. La razón de por qué se deshizo del cofre es un enigma.
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