Notre Dame: menos andamios, pero más polémicas

La propagación de la pandemia, el mes de marzo pasado, provocó nuevos retrasos. Pero, finalmente, la primera fase del proceso de reconstrucción ha podido terminar felizmente . Los equipos de especialistas terminaron de desmontar el andamio que protegía las torres de Notre Dame, en curso de restauración, cuando estalló el incendio. Podrá comenzar, pronto, una nueva fase en los trabajos de reconstrucción, cuando ha vuelto a estallar otra polémica muy dura.

Tras el incendio, se abrió un gran debate nacional y europeo , enfrentando a partidarios y adversarios de una «renovación moderna» o una «renovación respetando la catedral en su último estado» . Ganaron la batalla los partidarios de restaurar conservando el estado de Notre Dame tal como ya había sido restaurada a mediados del siglo XIX. Mientras prosiguen los trabajos de preservación y lenta reconstrucción, a cargo de un organismo de Estado, el arzobispado de París ha comenzado a «pensar» en la futura reconstrucción y posible «modernización» del interior de la catedral gótica.

Se presta a monseñor Aupetit, arzobispo de París , la intención de «dar un toque moderno» al interior de Notre Dame , estudiando la posibilidad de introducir un mobiliario «de nuestro tiempo», incluso imaginando un «trayecto pedagógico» con nuevos «juegos de luces». Las intenciones presumidas de la jerarquía católica han sido recibidas con un temible «bombardeo» de críticas. Jean-Marie Rouart, académico, ha salido en tromba contra los proyectos del Estado y la Iglesia, denunciando el riesgo del «vandalismo de Estado». Rouart es un escritor muy conservador, y ha comenzado su campaña con un artículo publicado en «Le Figaro», el diario conservador de referencia. Sus críticas contra monseñor Aupetit y el presidente Macron han sido el detonador de una campaña imprevisible.

A juicio de Rouart y quienes critican las «tentaciones posmodernas» del arzobispado y la jefatura del Estado, introducir en el interior de Notre Dame un mobiliario «contemporáneo» sería una «aberración» . Por esta razón, a su modo de ver, «sería una forma dramática de utilizar el arte contemporáneo para saquear nuestro patrimonio». La polémica corre el riesgo de prolongarse en un clima de angustia nacional consecuencia de la pandemia.