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ABC Cultural

Leibovitz: «Desde que conocí a Susan Sontag traté de complacerla, pero no siempre funcionaba»

Leyenda viva de la fotografía (así lo decidió el Congreso de EE.UU.), aterriza en Madrid con una retrospectiva en la que conviven sus más célebres encargos con las fotos más íntimas del álbum familiar

Si la fama se contabiliza en cámaras de televisión y fotógrafos por metro cuadrado a tu alrededor, no hay duda alguna: Annie Leibovitz es tan célebre o más que las personas que retrata. Es Annie Superstar, aunque su fama de diva se diluye en la ... distancia corta, donde gana muchos enteros. Es una gran profesional y así lo demostró ayer en la multitudinaria rueda de prensa de presentación de la muestra «Annie Leibovitz. Vida de una fotógrafa 1990-2005», que, tras su paso por Estados Unidos, París, Londres y Berlín, llega a la sala Alcalá 31 de la capital gracias a la Comunidad de Madrid. Son 200 imágenes, en las que se combinan encargos (algunas fotografías ya son iconos, como la de una embarazadísima Demi Moore desnuda), con fotos del álbum familiar, incluyendo la lucha contra el cáncer y muerte de su compañera durante casi 20 años, la escritora Susan Sontag, o la muerte de su padre. Es, como dice Esperanza Aguirre, el autorretrato de una revolucionaria de la fotografía. Su mejor autorretrato. A punto de cumplir los 60, se conserva estupendamente. De negro riguroso (camisa, pantalón y unas Nike XXL que delatan sus enormes pies), posaba sin rechistar, sin un mal gesto, y atendía las entrevistas concertadas. Entre ellas con ABC. ¿Cansada? Lleva tres horas con nosotros. «No. Es un placer charlar con gente de España, porque todos hablan como poetas».

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