«Don Juan es un revolucionario, burla los valores establecidos» Fran Perea _ Actor

J. B.

MADRID. El festival de Nápoles acogió hace algo más de cuatro meses el estreno absoluto de «Don Juan, el burlador de Sevilla», una nuevar versión del texto de Tirso de Molina dirigida por Emilio Hernández. Su Don Juan es, según sus propias palabras, « ... individualista y asocial: un hombre español y cosmopolita, desengañado de un ideal por el que luchar, y que lucha por su capricho, por los dictados de su real gana. Es la afirmación ciega y estéril de su propio yo, de su egoísmo». El malagueño Fran Perea encarna a Don Juan en este montaje, que actualmente está de gira y que desembarcará en Madrid el próximo 13 de noviembre.

-La idea general sobre Don Juan es que es un canalla. Defiéndale.

-Sí, lo es, pero... Es un revolucionario, y eso lo eleva al rango de mito. Si no, se hubiera quedado en un canalla literario, y punto. Es un tipo con una profundidad muy interesante. Él no burla a cuatro mujeres porque sí, sino que lo hace con una conciencia muy concreta. Burla al poder establecido, burla a los valores de una sociedad que, bajo su punto de vista, es hipócrita y está podrida. Su error, trágico, es no romper el hilo con eso contra lo que lucha, porque él se sigue beneficiando de su alta cuna, del poder que le da su procedencia. Y no sabe salir de un círculo vicioso en el que se ha metido y que ya es incapaz de satisfacerlo. Así que va buscando y buscando hasta que se encuentra con la muerte.

-¿Qué supone para un actor afrontar un personaje de estas dimensiones, a un mito?

-Para mí es una responsabilidad enorme, porque creo que hay personajes en los que se puede pasar más por encima o puedes recurrir más al estereotipo. Pero a Don Juan hay que estudiarlo con detenimiento, hay que darle muchas vueltas al texto, y saber por qué hace las cosas. Necesitas una gran disciplina.

-¿Pero está todo en el texto?

-Absolutamente todo. El texto es una maravilla, está cosido de una manera maravillosa. Tirso no elige cuatro mujeres alegremente. La primera es el poder, la segunda es la que lo enamora -aunque él lucha contra sus propios sentimientos-; doña Ana de Ulloa es la amistad, y ahí se encuentra con la muerte, que es un punto de inflexión en la obra. Y todo está en el texto: las relaciones con los personajes están clarísimas... Cómo se comporta con las mujeres, con sus amigos, con Catalinón, que es realmente su único amigo.

-¿Don Juan seduce por necesidad, por diversión...?

-Una mezcla de todo. El principio de todo es loable, porque seduce para luego poder decirlo. Él reafirma así su libertad, pero eso le lleva a tener que ir cada vez más lejos, a hacer una burla mayor. Él único orgasmo que tiene en la función es la muerte.

-Su popularidad televisiva es grande. ¿Le ha marcado de alguna manera?

-La gente sigue reconociéndome por la calle. Han sido tres años de mi vida y una serie con un poder mediático grande. Pero eso está fuera de mí, no lo controlo. En mi día a día no existe. Estoy encantado con los pasos que he ido dando en mi carrera. Me pueden seguir identificando con «Los Serrano», pero desde que dejé la serie he hecho dos películas, acabo de grabar mi nuevo disco, he hecho dos funciones de teatro. He seguido trabajando, y la vida de un actor es eso, cambiar de personaje. Lo que no puedes es luchar contra lo inevitable.

-Si le hubieran dado a elegir, ¿hubiera preferido este Don Juan de Tirso o el de Zorrilla?

-Éste de Tirso. Me encanta Zorrilla, pero prefiero a un personaje que no se enamora. Y también prefiero éste porque el Tenorio de Zorrilla se representa más frecuentemente, y quizás dentro de un tiempo lo pueda hacer. Pero no hay tantas oportunidades de poder hacer el «Burlador» de Tirso.

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