Javier de las Muelas: «Internet es un caballo de Troya»

Las mujeres.

El gintónic lo abandera la mujer, harta de que le digan que siempre le tiene que gustar lo dulce. El gintónic es un cóctel conversador, y son las mujeres que empiezan a beberlo y a darle dimensión social cuando se reúnen.

Solía ser un aperitivo.

Básicamente no lo es. La ginebra es un destilado muy digestivo, ayuda a la función renal. Un gintónic con poca carga alcohólica sirve hoy para todo.

Vodkatónic.

El vodka como sustituto no ha funcionado en España. Es más americano. Al no tener el vodka originalmente aroma, se notaba menos que has bebido. Allí son muy puritanos. De ahí que preparen los dry martinis en coctelera, para que queden muy aguados. Demasiado. No saben a nada. Es lamentable.

Límite.

Beber va unido al ser humano. Te deja una nube que te relaja la mente. Es bueno, placentero y agradable. Pero hay que ir con cuidado porque las consecuencias pueden ser incontrolables. Yo el límite lo pongo en el segundo. El tercero me lleva donde no quiero ir.

Cada cual.

Hay un reflejo de cada uno en la forma de beber. El beber inteligente es un signo de identidad. Dime cómo bebes y te diré quién eres. Hay que aprender a beber con moderación.

Javier, cada vez te pareces más a una versión con rizos de mi mujer.

Beber es muy literario, muy cinematográfico, muy creativo. Pero luego está la cruda realidad, los efectos del día siguiente. Lo que te duele. Lo que no recuerdas. Lo que lamentas.

Vivir en un bar.

Muchos bares son maravillosos, por ellos mismos y por ser un punto de encuentro. Pero es mejor no abandonarse en un trayecto de horas en un bar. Acabas oliendo a bar.

Además del gintónic.

El gintónic tiene mucha presencia en España y en el Reino Unido. Pero hay otras combinaciones. Depende de dónde estés y con quién. En Nueva Orleans gusta mucho el julepe de menta. No he visto una ciudad como Nueva Orleans donde el mundo del cóctel esté tan presente en la vida cotidiana.

El negroni.

En los últimos años ha vuelto. Garci le hace un memorable homenaje en su libro «Beber de cine». Al pisco sour también le tengo un especial cariño.

El mojito.

De tan popular se ha vulgarizado.

Cuando llega a Nueva York.

Yo procuro siempre adentrarme en el ánimo de la ciudad, incorporarme a ella. Cuando llego a NY voy al Bull & Bear del Waldorf Astoria a tomarme un par de Manhattans.

Amor.

El inicio de las buenas historias de amor suele estar en una coctelería. Beber en casa pierde la magia de la liturgia.

Arturo Pérez-Reverte dice que hemos perdido libertad.

Sí. Estamos en un momento de falta de libertad. Internet es un caballo de Troya para controlar a toda la humanidad. Estás con el móvil apagado teniendo una conversación sobre Bali y cuando los enciendes te llega información sobre Bali.

Glovo, Amazon.

Nos están convirtiendo en seres asociales, desvinculados, que se quedan en casa. ¿Para qué te vas a tomar la molestia de relacionarte con los demás si tienes un robot que puede ser quien tú quieras?

¿Qué ganan con esto?

Bueno, es evidente. De este modo, a los que manejan los hilos les es más fácil controlarnos, sí. Internet tiene cosas prácticas, pero es muy peligroso. Dentro de poco, una conversación en un bar con los amigos será un acto de rebeldía.

Si pudiera resucitar a alguien a quien no conoció, ¿a quién resucitaría?

A Jesucristo. Le preguntaría dónde empieza Él y dónde su padre, y por qué. También le preguntaría si alguna vez se imaginó que acabaría siendo un producto de «merchandising».

Pero sobre todo.

Sobre todo me gustaría repasar con Él la Historia, episodio a episodio, y saber al fin cuál es la verdad.