«Hombres de honor», el héroe inmerso

Director: George Tillman, Jr.

Intérpretes: Robert de Niro, Cuba Gooding, Jr., C. Theron. Nacionalidad: EE.UU., 2000.

Es curioso ver cómo, en el fragor de su producción actual, dedicada mayoritariamente a películas de acción, efectos especiales y superabogados, Hollywood todavía encuentra sitio para el más «anticuado» de sus géneros clásicos, el de las historias ejemplares. «Hombres de honor» cuenta la historia de Carl Brashear (Cuba Gooding Jr.), el primer americano negro que consiguió entrar a formar parte del cuerpo de elite de buzos de la Armada estadounidense, en los todavía bastante segregados años cincuenta. Un prólogo muestra cómo su padre le envía al mundo de los blancos diciéndole que mantenga su dignidad. Ante un mandato tan potente, Brashear se ve impelido a comportarse como un héroe sobrehumano, algo necesario para soportar las indignidades a que le someten sus compañeros de Academia y el jefe Sunday, papel en el que De Niro hace una impagable recreación del sargento gruñón del cine de militares clásico, el proverbial tipo duro que acaba desvelando un corazón de oro (Theron encarna a su sufrida e improbable esposa). Brashear se convierte en un buzo de primera: es él quien encuentra la famosa bomba sumergida que le hizo darse un baño a Fraga en Palomares, por ejemplo, y no gana el sólo la guerra de Vietnam porque se retira antes, que si no... En fin, es un héroe positivo al estilo de los que solía hacer Sidney Poitier cuando los negros todavía tenían que demostrar algo a la sociedad americana (el componente racial le quita a la película algo del tufillo que tiene de «La Marina te llama»). Y el que el argumento se base en una historia real confirma que la vida imita al arte pero que éste sólo elige contar vidas verdaderas cuando son tan intensamente ejemplares como la de este Brashear.