La voz de la literatura que huyó de la servidumbre doméstica

Gloria Fuertes fue desde niña una mujer que mostraría, junto a su gusto por el mundo de las letras, una gran inteligencia. A los cinco años ya escribía y pintaba sus propios cuentos. Y hay que asegurar que el ambiente, al menos en el colegio, no era especialmente «inspirador». Su madre la matriculó en el Instituto Profesional de la Mujer, donde aprendió todas las tareas del hogar. Pero Gloria Fuertes tenía claro que su futuro no pasaba por el camino de su madre , que había sacado adelante a sus ocho hijos con tan solo una aguja y un dedal. Tal y como aseguró Fuertes, su interés no era «servir a nadie». En todo caso, «servir a todo el mundo». Y con ello, se preguntó: «Qué mejor para servir a todo el mundo que la literatura?»

Su madre murió cuando ella solo tenía 14 años, pero este hecho no consiguió acabar con su sueño. Durante ese año, Gloria Fuertes empieza «Isla ignorada», con un intenso aroma a protesta y cierta melancolía, en la que también influyó el conflicto de la Guerra Civil, que marcaría el posterior carácter antibelicista de su obra , y que no vería la luz hasta 1950. Las ondas también fueron su rincón durante esos tiempos, cuando comenzó a realizar sus primeros recitales de poesía en Radio Madrid.

El final de la Guerra trajo para Gloria Fuertes las primeras colaboraciones con revistas literarias como «Pelayos» o «Maravillas», donde la poetisa consiguió ganar poco a poco relevancia. Al poco llega un primer reconocimiento, el Primer Premio de «Letras para canciones» de Radio Nacional de España. De colaborar en revistas, terminó también por crear y dirigir la publicación «Arquero» con Antonio Gala, Julio Mariscal y Rafael Mir . Junto a esos trabajos, Gloria Fuertes organiza el grupo «Versos con faldas», realizando varios recitales de poesía por toda la capital.

Tras una temporada en la que Gloria Fuertes vivió en Estados Unidos como profesora de español, en los 70, tras su regreso a España, Fuertes consigue un papel relevante en televisión a partir de sus colaboraciones en el programa «Un globo, dos globos, tres globos» y «La cometa blanca» . Una labor reconocida ampliamente mediante los cinco «Aros de Plata» que recibió. Comienza para ella una actividad y popularidad frenética entre los niños -sin olvidarse de escribir también obras para adultos, como «Pecábamos como ángeles», de poesía romántica-, lo que la lleva a centrarse principalmente en lo que había sido siempre uno de sus hobbies: la literatura infantil. Los niños de aquella generación seguro que tienen un gran recuerdo de Gloria Fuertes.

1998 fue el año en el que Gloria Fuertes nos dejó. El mundo perdió una escritora precoz, original, y que vinculó a muchos niños con la gran afición de la lectura . El mundo de la literatura siempre ha querido encuadrarla en la Generación del 50 y el movimiento del Postismo -síntesis de las Vanguardias-. Gloria Fuertes, fiel a su espíritu libre, se desvinculó. Para ella, simplemente era «autodidacta y poéticamente desescolarizada».