Emilio del Río: «Necesitamos a los clásicos para formar a ciudadanos críticos y libres»
El autor de 'Latin Lovers' y 'Calamares a la romana' publica un nuevo libro que reivindica con humor la lectura de Homero, Cicerón y Ovidio
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Iniciar sesiónEmilio del Río llega puntualmente a la cita con un moderno traje oscuro, camiseta y zapatillas, arrastrando una maleta de cabina. El conserje apenas repara en él. No destaca entre los ejecutivos y turistas que en esta mañana de junio acceden a ese hotel, en ... la calle Princesa, aunque no tarda en mirarle con curiosidad. El autor de 'Latin Lovers' y 'Calamares a la romana' saca de su maleta la toga romana que le regalaron tras la publicación del primero de sus libros de divulgación sobre la cultura clásica y se la enfunda para las fotos con el mismo desparpajo con que cuenta por qué a Calígula le llamaron así, «el sandalitas».
Este doctor en Filología Clásica y profesor de la Universidad Complutense acaba de trasladar al papel los exitosos podcast de 'Locos por los clásicos' que desde hace más de un año comparte en RNE y que compagina con su sección de 'Verba volant' en el programa de Pepa Fernández. En 36 capítulos que ha titulado con referencias a películas, canciones y guiños a la actualidad, el director general de Bibliotecas, Archivos y Museos del Ayuntamiento de Madrid hace 'spoilers' de obras de grandes autores de Grecia y Roma. «Me dicen que es un libro divertido y pretendo que lo sea, pero es que los clásicos son divertidos», asegura.
Hay quien cree que los clásicos son tostón..
¡Qué va! Solo tenemos que acercarnos a ellos. Quizá tengan esa idea porque no los conocen. Basta con leer a Homero, Virgilio, Catulo, Ovidio, o a Luciano, un tipo que se inventa un viaje a la Luna. Nos fascina en el cine la Guerra de las Galaxias... pues Luciano ya hablaba de una guerra entre los habitantes de distintas galaxias y es divertidísimo.
Además, tampoco es necesario leerlos en latín.
Eso lo reivindico también en el libro: la gran labor que han hecho las colecciones de traducciones de clásicas de Gredos, Alianza Editorial o Cátedra, dando a conocer a todos esos autores. Yo hago el spoiler de una forma divertida y trayéndolos a la actualidad para que se vea que son modernos y que nos ayudan para la vida. Luego espero que el lector se anime a profundizar y a leerlos por su cuenta. 'Locos por los clásicos' (Espasa) está pensado para los que no saben ni quién es Homero o Virgilio, ni han oído hablar en su vida de Ovidio, para quienes los han leído un poco por encima o los han estudiado en el bachillerato. También para los que se les aparece Séneca por las noches en pesadillas, porque se van a reconciliar. Y, por supuesto, para los que los han leído, les gustan y los van a disfrutar.
¿Hay mucho loco por los clásicos?
Es que los clásicos son apasionantes. Son estimulantes, divertidos, inspiradores… Como creo que no hay nada más actual que los clásicos, nada más moderno que los clásicos, los interpreto desde nuestra actualidad porque nos dan claves para conocernos a nosotros mismos y para conocer el mundo que nos rodea y tomar mejores decisiones. Los clásicos nos hacen más críticos, más libres y más felices. Además, los tenemos muy cerca. (Del Río recuerda que 'West Side Story', que Steven Spielberg rodó hace apenas dos años a partir del musical, está basada en 'Romeo y Julieta' de Shakespeare y ésta, a su vez, en el mito de Píramo y Tisbe, que escribió Ovidio en sus Metamorfosis. «Y por algo Shakespeare ubicó la historia de 'Romeo y Julieta' en Verona, de donde era Catulo, el gran poeta del amor de la literatura latina, el poeta del amor libre», apunta).
Tucídides también está tristemente de actualidad.
En su historia de la guerra del Peloponeso reivindica la defensa de la democracia y la libertad. ¡Eso es de actualidad! Lo hemos visto ahora con la barbaridad de Putin contra Ucrania. Un régimen autárquico frente a un régimen democrático. En ese famoso discurso que está siempre en los libros de grandes discursos de la Historia y que Tucídides pone en boca de Pericles defendiendo a los primeros caídos por Atenas, hace un elogio de la democracia y la libertad. Eso está de absoluta actualidad. Y cuando alerta sobre los peligros que de los que quieren acabar con la democracia, de los demagogos, los populistas y las fake news de la época. Él pide que no hagan caso de las noticias falsas, ¡como las fake news nuestras! Y dice: «No hagáis caso de los que os quieren seducir, de los que quieren dar respuestas fáciles a problemas complejos». ¡Eso es el populismo!
Hay fragmentos de obras clásicas e imágenes en el libro que hoy no pasarían el filtro censor de las redes sociales.
Los clásicos son muy libres. No sé si ahora podría estrenar sus obras Aristófanes, por ejemplo, que es un comediógrafo genial, que no deja títere con cabeza y critica absolutamente todo (las instituciones, a los políticos, a los influencers de la época, que los había también, a los creadores de opinión, a los dioses, a hombres, mujeres… a todo). Lo criticarían por el pensamiento políticamente incorrecto que nos domina. Tiene una obra, Lisístrata, que recojo en el capítulo titulado 'Haz el amor y no la guerra', que cuenta que durante la guerra entre Atenas contra Esparta Lisístrata lidera un movimiento en el que junta a las mujeres de las dos ciudades y se niegan a tener sexo hasta que los hombres no detengan la guerra. Toda la obra es de una irreverencia absoluta. Al final se acaba la contienda porque los hombres no pueden vivir sin sexo. Es divertidísima. Y toda una lección.
La mujer está bastante presente en el libro.
Me he dado cuenta de que hay mucha mujer. Está Safo y la poetisa Sulpicia, y también Medea, Lisístrata, Antígona... Sófocles puso en boca de Antígona la frase: «Me rebelo contra el poder de los hombres» ¡Hace 2.400 años! Lo dice claramente. Luego la Humanidad ha tardado mucho en recuperar determinadas cuestiones, como a quién le importa el sexo de la persona con la que te acuestes…
¿Los clásicos tenían sus clásicos?
Sí, claro. Homero era un clásico para los griegos y los romanos. Safo también. Por eso Catulo llama a su amante Lesbia, en honor de la isla de donde es Safo, de Lesbos. Y Virgilio, claro.
Y de entre todos, ¿con cuál te quedas?
Es como decidir entre tu padre o tu madre. Me gustan Safo y Catulo, porque reivindican el amor, pero si me quedo con uno, me quedo con Cicerón y su 'De Amicitia' (Sobre la amistad), donde escribe esa frase tan deliciosa: «sine amicita nulla vita est». Sin amistad, la vida no vale nada. Dice también que es el mejor regalo que los dioses nos han hecho a los hombres y que si nos faltan los amigos es como si nos faltara la luz del sol. Es verdad. Nos hemos dado cuenta ahora con la pandemia, de una forma muy impactante, de que necesitamos tocarnos, rozarnos, vernos, querernos… Necesitamos estar con los amigos. Me parece una reivindicación tan bonita de la amistad que si me quedo con algo, me quedo con 'De Amicitia' de Cicerón. (Hace una breve pausa) Aunque también me quedo con Séneca y con Marcial, que es paisano nuestro. Era de Bílbilis, de Calatayud. Un tipo divertidísimo y tierno a la vez. Escribe un epigrama donde condensa las cosas que hacen la vida feliz. Y dice: «Pocas veces las formalidades, una mente tranquila, unas fuerzas innatas, un cuerpo sano, una sencillez discreta, unos amigos del mismo carácter, una mesa sin afectación… (Y ahora viene lo más bonito, avisa Del Río) Un sueño que haga fugaces las tinieblas, querer ser lo que se es y no temer ni anhelar el último día». ¿Pero por qué perdemos tanto tiempo y dinero con charlatanes de autoayuda si los mejores consejos para la vida los tenemos en los clásicos?
Aseguras que los clásicos ayudan a vivir. ¿Hay alguno en particular que te haya inspirado en un momento concreto de tu vida?
Todos ayudan a vivir. Incluso una historia de aventuras como la Odisea de Ulises es una lección para la vida, porque te enseña que tienes que tener recursos, inteligencia, astucia… te habla de la lealtad... El viaje a Ítaca es el viaje de la vida y lo bueno de la vida está en ese viaje.
O Carpe Diem. Horacio quiere decir con esta expresión que hay que aprovechar la vida. Igual que en el final de los Monty Python en 'La vida de Brian': busca el lado positivo de la vida. Cuando estamos mal debemos acordarnos de Carpe Diem, de buscar el lado positivo de la vida. Nos ha hecho falta durante la pandemia y ahora, en estos tiempos de incertidumbre que nos toca vivir. Los clásicos siempre me han ayudado muchísimo. Los hay para cada momento. Por eso acercarse a ellos es una fuente de satisfacción.
En el prólogo lamentas que durante generaciones, los hombres y mujeres los hemos leído con devoción, hasta esta nuestra época en que los hemos desterrado del sistema educativo y olvidado su lectura. ¿Por qué se ha relegado toda esta sabiduría?
Ahora nos quieren adoctrinar cuando el sistema educativo está para lo contrario, para formar ciudadanos críticos y libres y para eso necesitamos a los clásicos. Creo que hay una necesidad y hay una demanda de conocimiento de los clásicos. En los grandes países de nuestro entorno (Alemania, Francia, Reino Unido) se estudia más latín que en España. Somos un gran país, pero esto es una mala excepción cultural. Una de las cosas que tendríamos que hacer para mejorar como país es poner más latín en el sistema educativo. Es un reto que tenemos. Habría que llegar a un gran acuerdo social y político al respecto.
En la radio, donde llevas tantos años, ¿se percibe esa demanda?
Hay una respuesta entusiasta. La sección de la radio se escucha en cientos de institutos en toda España. Los libros tienen una acogida extraordinaria. Hace falta ponerlo en el sistema educativo, que se pongan de acuerdo quienes tienen que tomar la decisión.
Hay estudiantes de Bachillerato que se examinan estos días de la EVAU y que quieren estudiar Filología clásica y a los que les preguntan a menudo para qué les va a servir.
Yo les diría: estudia lo que tú quieres estudiar y haz bien lo que quieres hacer, lo que sea. Porque te va a ir bien en la vida después. Y puedes trabajar de eso o de cualquier otra cosa. En el modelo anglosajón estudian Humanidades y luego se dedican a dirigir grandes empresas porque después hacen otro tipo de máster. Y en política nos encontramos con que muchos han estudiado Humanidades y se dedican después a la función pública. Nosotros todavía tenemos esa visión utilitarista de la enseñanza y hay una utilidad extraordinaria en estudiar Humanidades, porque te sirven para la vida. Me llama la atención que entre los mejores expedientes siempre hay gente que quiere hacer Humanidades, Filología Clásica… Y siempre les dicen: pero ¿por qué estudias esto? y yo les animo, porque les va a ir genial.
El latín no es una lengua muerta...
Es una lengua inmortal. Ha resistido 3.000 años., incluso aunque no se hable desde hace mil años. En realidad, seguimos hablando latín sin darnos cuenta. Mesa, casa, antena, humor, amor son todo palabras latinas. El latín no es una lengua muerta. Es una lengua inmortal que hablamos sin darnos cuenta. Conocer el latín nos ayuda a conocer la verdad de las palabras y conocer las palabras es conocernos a nosotros mismos. ¿Qué somos? Somos lenguaje. Somos palabras. Somos lo que hablamos. Y en la medida que las estudiamos conocemos la verdad de las cosas. En 3.000 años ha cambiado el paisaje, ha cambiado el clima (a pesar de lo que diga Trump), pero no las palabras.
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