Benjamín Prado: «La historia es muy difícil contarla desde la pasión»
Cuando preparaba un escrito sobre Carmen Laforet, Benjamín Prado dio con un pequeño tesoro: un artículo de Francisco Ayala -publicado en la revista «Realidad», que él fundó en su exilio boanerense
Cuando preparaba un escrito sobre Carmen Laforet, Benjamín Prado dio con un pequeño tesoro: un artículo de Francisco Ayala -publicado en la revista «Realidad», que él fundó en su exilio boanerense- que cobijaba un revelador argumento. La lectura de «Nada» había desencadenado un fenómeno muy interesante: «La guerra o la dictadura la cuentan personas que no tienen dolores autobiográficos». Es decir, «la historia es muy difícil contarla desde la pasión -sostiene Prado-: hay que hacerlo desde la distancia».
El poeta y novelista, autor de «Mala gente que camina» (libro que le ha causado una serie de «furiosas reacciones, de una violencia que me ha asombrado muchísimo al acusarme de abrir heridas») dirige en El Escorial el curso «75 años de la República: los escritores ante la Guerra Civil y la Posguerra», que quiere rescatar silencios y plantear «un debate sereno de desacuerdos educados».
Ley de Memoria Histórica
La escritora Almudena Grandes evocó tres de esos silencios: los desarraigos que sufrieron Antonio Machado, Manuel Altolaguirre y Max Aub. Y no silenció la Ley de Memoria Histórica. «Es un proyecto extremadamente moderado que se queda corto para ahorrarse problemas. No va a contentar ni a izquierda, ni a derecha, y la postura del PP es de anormalidad absoluta. La derecha democrática, constitucional, no ha hecho jamás el ejercicio de conciencia como la derecha italiana o alemana», lamentó Grandes.
Sobre la revisión o no de la historia, Benjamín Prado arguye que «uno puede discutir las maneras de revisar la historia, pero no puede dictaminar que la historia no debe revisarse». Y asegura que la Transición «no fue perfecta e intocable», porque «eso es absurdo. Durante el franquismo se crearon prestigios y desprestigios exagerados sobre vencedores y vencidos. Los mismos que «convertían» a Rafael Alberti o a María Teresa León en monstruos «vestían» a Dionisio Ridruejo de ángel. Nada será ni blanco ni negro, sino todo lo contrario, como, por ejemplo, que Ridruejo admite cualquier tipo de críticas o de defensa. La Historia pertenece al terreno de las ideas».
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