Un ataque en la pausa de la siesta
A la luz de las nuevas imágenes, Richard Whelan, biógrafo de Capa y responsable del catálogo de la exposición que albergará el Barbican entre el 17 de octubre y el 25 de enero, concluye que el fotógrafo comenzó a hacer fotos de un grupo de ... milicianos en escenas de batalla simuladas durante el tiempo de la siesta, pausa que ambos bandos observaban. Los soldados comenzaron a correr ladera abajo con Capa y Taro junto a ellos. Whelan considera que, en su simulación, el grupo hombres debía de haber apuntado y disparado hacia el lado enemigo, atrayendo la atención de éste involuntariamente. Sugiere que tal vez la foto de Borrell iba a ser un retrato de él de pie, con gesto heroico, y que cuando Capa estaba a punto de sacar la fotografía una ametralladora enemiga abrió fuego inesperadamente contra la figura alzada del miliciano. Al menos otro soldado resultó muerto, de acuerdo con las fotos.
Pero el hecho de que este segundo aparezca en el mismo lugar del anterior incidente, sin que se vea el cadáver del otro permite mantener sus dudas a Phillip Knightley, autor de «The First Casualty» (1975), libro que se hace eco de las sospechas que hubo desde el principio y que defiende que «Muerte de un miliciano» fue un montaje propagandístico. Knightley recogió el testimonio de un reportero que le dijo que a comienzos de septiembre de 1936 Capa se encontraba en Hendaya con las tropas franquistas. La investigación llevada a cabo por Whelan a lo largo de dos décadas, en cambio, confirma que el fotógrafo estaba en el frente de Córdoba el día de «Muerte de un miliciano». Según Whelan, además, alguien comprometido personalmente con el antifranquismo nunca habría querido tener nada que ver con las tropas de Franco.
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