Angelina Jolie, musa de sí misma

Esta es la Angelina del momento. Angelina se ha hecho tan famosa que casi da igual que haga cine. A Brad Pitt y Angelina Jolie los rebautizaron Bradgelina , con algo de cópula de sus nombres y algo de empresa no sólo sentimental, probablemente. No era fácil comprenderlos. De pronto, salía en papeles no demasiado sospechosos que se separaban. Y al día siguiente salían ellos de tórtolos a un estreno o a un premio. Yo creo que llegaron al virtuosismo de separarse el mismo día que se reconciliaban. Hasta que no ha habido reconciliación. Los actores, mayormente los actores internacionales, siempre han sido rara raza, pero estos reafinan la especie. Lo de Bradgelina, que no llega a embelesarme como neologismo empresarial o sentimental, es también un modo de pasear por la vida a una parroquia de niños de todos los colores, entre los propios y los adoptados.

Angelina lo mismo anuncia un día una adopción que anuncia un nuevo tatuaje. Entre una cosa y otra va y saca un rato para hacer una película. Unos días es Lara Croft , otros días es Maléfica . A uno, fijo en el sacerdocio de la mujer, le gusta la Angelina heterodoxa que iba por la vida besando mujeres en la boca, pero esta madre planetaria de solidaridad de bebés de portada, que es la Angelina reciente, o actual, como que quizá ya aburre un poco. Me incomoda el exhibicionismo formal de esta guapa, por decirlo claro. Si no fuera porque a Brad y a Angelina los asiste un talento interpretativo, aquí mismo los hermanábamos con David Beckham y Victoria Adams , que son otra rubia y lucida pareja de mucha empresa. Encuentra uno bastantes analogías entre una pareja y otra, e incluso entre David y Brad, y entre Angelina y Victoria, y disculpen la comparación urgente.

Dijo un día Angelina que era bisexual, y luego dijo que ya no lo era. Le dieron un Oscar por un papel de reparto, en «Inocencia Interrumpida» . Angelina resulta una hermosura estupefaciente, y a veces va a la entrega de los Oscars y asoma la pierna entera aprovechando una falda de jirón. Y esa estampa da la vuelta al mundo, vía internet, antes de que ella se haya movido del sitio. No es que una mujer famosa enseñe una pierna, sino que una pierna enseña a una mujer famosísima. Tiene un futuro de embajadora solidaria y un pasado de dulce diabla.