reportaje

2022, el año en que el siglo XX murió de una vez por todas

balance cultural del año

Rusia invadió Ucrania, Salman Rushdie fue atacado por un fanático y Javier Marías abandonó el mundo sin ganar el Nobel. El siglo XX murió. Gorbachov e Isabel II fallecieron con una semana de diferencia

La invasión rusa a Ucrania tiñó la actualidad cultural. En 2022 fallecieron el escritor Javier Marías, Isabel II y Gorbachov. ABC

El 2022 fue brusco y rápido como la voladura de un edificio. El mundo se acababa, pero a unos se les acababa más que a otros. Fue el año en que murió el siglo XX, la fecha en la que abandonaron el mundo Mijaíl Gorbachov ... y la reina Isabel II, la monarca más longeva del Reino Unido. En ambos casos, la farsa y la tragedia se quitaron la palabra. El liderazgo de Vladimir Putin alcanzó su cota más trágica en la despedida del responsable de la perestroika, mientras que el descabalgamiento de la premier Liz Truss insolentada por una lechuga se convirtió en una tragedia escenificada como farsa apenas unos días después de los funerales de Estado de la reina. Mal signo de unos tiempos que no acaban de morir y otros que no terminan de nacer. El 2022 fue un año en pie de guerra, una no conduce a ninguna parte ni da tregua.

Ucrania

A finales del mes de diciembre de 2021, la invasión de Putin a Ucrania era inminente. Nada podría detenerla, ni siquiera las reuniones in extremis sostenidas con la OTAN esa misma semana. El 24 de febrero, el mes de la Berlinale en la que triunfó Carla Simón y en España Olga Merino publicó su deslumbrante libro 'Cinco inviernos' (Alfaguara), el Kremlin dio luz verde a sus tropas para desplegarse. Desde entonces, han transcurrido diez meses y 300.000 personas, entre militares y civiles, han muerto despedazadas por un misil, tiroteadas a quemarropa o torturadas por el enemigo.

De aquellos días abundan estampas de horror, pero también algunas pocas donde la cultura y las artes han procurado una redención, por mínima que fuese: la improvisada trinchera de libros en la ventana de Lev Shevchenko durante el octavo día de invasión; una literatura ucraniana que comenzó a traducirse con urgencia y consiguió dar mayor impacto a nombres ya conocidos como Andréi Kurkov, Serhiy Zhadan, Yuri Andrujovich, Lyuba Yakymchuk y Marianna Kiyanovska, y dar a conocer otros como el Victoria Belim. De esos días oscuros quedan también varios grafitis de Bansky en los alrededores asolados por las bombas en Kiev.

Si el invierno de la invasión fue inclemente como el de 'Ricardo III', la primavera fue mucho peor. Los efectos de las sanciones morales y económicas de los países de la UE y otros miembros de la OTAN sobre Rusia tuvieron un impacto directo en el precio de la energía, el combustible, las previsiones de inflación así como una tendencia manifiesta a la cancelación en sus distintas variantes, desde la confusión total de la cultura rusa con la Rusia de Putin hasta el castigo moral a aquellos creadores o intérpretes que con su silencio o su opinión han blanqueado o apoyado al líder ruso, que fue lo que ocurrió a la soprano Anna Netrebko cesada por la ópera de Nueva York. El relato de sangre que se cobró la guerra en las calles, se derramó en los teatros. En otoño, el ejército ruso asesinó al director de la Filarmónica de Jersón, Yuriy Kerpatenko, por negarse a dirigir una actuación.

(In) tolerantes

El crecimiento de los gobiernos iliberales alienta la demagogia y el populismo de izquierdas y derechas en Europa y el resto del mundo. El vaciamiento del lenguaje y sus significados se esparce como una carcoma sobre todas las instituciones: desde los parlamentos hasta los museos. Se contagia ya no la gripe —excepto en China, cuya la política de Covid cero se ha mostrado ineficaz y contraproducente —, sino el sentimentalismo y el infantilismo como nuevas formas de laminación y censura que conviven con los totalitarismos tradicionales. El 2022 ha sido el ciclo del caudillaje, la satrapía y la tolerancia ejercida, en nombre de la igualdad, por la turba y las minorías.

La centrifugación de lo complejo acabó en frentismo, por casi todo: hasta Santa Teresa de Jesús acabó en un asunto ideológico. En verano el dramaturgo Paco Bezerra aseguró que la dirección de los Teatros Canal censuró 'Muero porque no muero (La vida doble de Teresa)', una pieza en la que la mística española propone una lectura de la sociedad contemporánea y el uso interesado que se ha hecho de su figura a lo largo de la historia. La Comunidad de Madrid, responsable de los Teatros Canal, ofreció varias explicaciones tras las acusaciones de Bezerra: desde el coste excesivo de producción hasta el hecho de que la obra no llegó a estar incluida en la programación. Santa Teresa cayó, también, en el frentismo ideológico del último lustro y que ya ha tenido expresiones previas en debates sobre feminismo, memoria histórica, debates identitarios, LGTBI, derechos civiles, género. Todo es un campo minado.

Sentencias de muerte

Uno de los episodios de intolerancia más graves tuvo como protagonista, a su pesar, a Salman Rushdie. El escritor británico fue atacado por un joven de 24 años, quien, más de 30 después dio continuidad a la fetua declarada por el Ayatola Jomeini contra Rushdie en 1989 por su novela 'Los versos satánicos', considerada blasfema por la representación que hizo en sus páginas del profeta Mahoma. El escritor recibió 15 puñadas. Perdió un ojo y sufre problemas de movilidad derivados de un ataque que casi le cuesta la vida y que puso se manifiesto que, aunque moribundo, el siglo XX arrastra sus bombas sin desactivar.

La de Rushdie no fue la única sentencia de muerte. A raíz de las protestas desatadas en Irán desde pasado el 16 de septiembre a causa del arresto y asesinato de la joven Mahsa Amini por llevar mal colocado el velo, las autoridades de la República Islámica de Irán han emitido un total de 60 condenas de muerte. El primero ejecutado en la horca fue el rapero y cantautor kurdo-iraní Saman Yasin. Además de él, han sido condenados un médico y un futbolista. A eso se suma una política de arresto e intimidación que ya ha recluido en prisión a figuras de la cultura como la actriz Taraneh Alidoosti.

Orfandad

España visitó la Feria de Frankfurt como invitada especial, una ocasión especialmente señalada para la visibilidad literaria del país, ya que se trata del evento más importante para la venta de derechos de autor en el mundo. La celebración sin embargo no fue completa. Apenas un mes antes, el fallecimiento del escritor Javier Marías estremeció a los lectores. El autor español más internacional, uno de los clásicos contemporáneos y sin duda el más importante de la segunda mitad del siglo XX, abandonó el mundo sin obtener el Premio Nobel de Literatura, un reconocimiento que tuvo siempre su nombre entre lo candidatos más fuertes. Su obra permanece como el único legado posible en un mundo hoy más pobre, porque no volverá a leer una página suya. Sin duda, no ha dado tregua este año.

Museos, ataques y activismo

La paradoja ha sido el signo de 2022. Se mezclan en el mismo debate asuntos no sólo distintos sino contradictorios: la amenaza al patrimonio artístico como forma de protesta contra el cambio climático; la defensa de unos derechos por encima de otros; un activismo de escaparate ante episodios de gravedad. 'La Gioconda' fue la primera obra de arte en ser atacada con comida por activistas para llamar la atención. Siguieron 'Los girasoles' de Van Gogh, que un par de chicas rociaron con crema de tomate; después tocó el turno a Monet, embadurnado con puré de patata como alegato medioambiental, 'La joven de la perla', de Vermeer y más recientemente, en España, el ataque a 'Las Majas', de Goya, en el Museo del Prado. La escalada de episodios de este tipo llevó a los directores de todos los museos del mundo a firmar un documento conjunto.

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