IU rotuló a nombre de Cañero la plaza del barrio en 1988
El Ayuntamiento, cuya concejala de Disciplina Urbanística era la diputada Rosa Aguilar, atendió en Pleno una petición de los vecinos
R. AGUILAR / R. RUIZ
LA puerta que ha abierto la Junta de Andalucía a través del anteproyecto de Ley de Memoria Democrática a que el barrio de Cañero cambie su nombre por considerar que el topónimo rinde tributo a un «genocida» del franquismo choca con la actitud que en ... los últimos tiempos ha mantenido Izquierda Unida, que junto al PSOE forma el bipartito del Gobierno autonómico, en relación al rejoneador cordobés. Porque fue un gobierno municipal de Izquierda Unida, el que presidía Herminio Trigo y del que formaba parte como concejala de Disciplina Urbanística Rosa Aguilar, el que rotuló a la plaza del enclave con el apellido del torero a caballo fallecido en 1952. El acto oficial de colocación de la placa con la denominación del espacio central del barrio aconteció a comienzos de 1989, y respondía a una decisión del Pleno del 25 de octubre del año anterior que a su vez se hacía eco de una petición de los vecinos.
Tal y como se lee en la ficha del callejero reproducida junto a la fotografía que ilustra esta noticia, «la asociación San Vicente Ferrer [con sede en Cañero] solicita el cambio de nombre de la plaza Obispo Fernández Conde por la denominación de plaza de Cañero, por ser éste el apelativo con el que es conocida entre los vecinos». En realidad, el proceso fue similar al que se desarrolla hoy en este tipo de decisiones con la salvedad formal de que ahora es la Gerencia de Urbanismo, que en esa fecha no existía, la que toma las decisiones previa audiencia de las entidades más cercanas.
El exalcalde Herminio Trigo justificó ayer esta decisión que, dijo, no recordaba exactamente. «En esos tiempos había costumbre de que el Ayuntamiento atendiera la demanda de los ciudadanos sobre el nombre que debían tener las calles, siempre que el resto del movimiento ciudadano diera su conformidad con sus propuestas», señaló el exedil en declaraciones a ABC, que restó importancia al hecho de la posible implicación en episodios vinculados a la Guerra Civil del rejoneador. «En esos años, a finales de los ochenta del siglo pasado, no se conocía bien el papel que había jugado Cañero, y no me refiero al que jugó en el mundo del toro. Hay que tener en cuenta que estábamos todavía sufriendo el silencio de la postguerra». En ese momento, no se produjo ningún debate abierto por algo que parecía bastante natural. Y es que la plaza se llamara como la denominaban sus vecinos. El obispo Fernández-Conde, que ejerció la prelatura entre 1959 y 1970, cedió su sitio a Antonio Cañero en el callejero a propuesta de los residentes en una zona que fue profundamente reformada hace años por parte de la institución municipal.
Las explicaciones
Para la Junta de Andalucía —y en concreto para el director general de Memoria Democrática, el cordobés Luis Naranjo— Cañero es una mancha en el callejero. Una mancha, además, que no existe en realidad, porque lo que plantea la Administración autonómica es eliminar el nombre del barrio, hecho que no es posible porque no existe ningún registro oficial de denominaciones de barrios: responden al uso popular. Sin embargo, Naranjo llegó a afirmar que el Ayuntamiento podría enfrentarse a una sanción económica de las que plantea la Ley de Memoria Democrática por mantener topónimos vinculados con la represión de la Guerra Civil. Naranjo aseguró hace dos días que con esta norma «conseguiremos que el deber público de la memoria quede depositado en el Estado, esto es, en la Junta». Tanto el Consistorio como la Administración andaluza han llevado a cabo con naturalidad actividades de homenaje o investigación sobre la figura del rejoneador al que ahora se pretende extirpar del callejero de la ciudad.
José Cruz Gutiérrez y José Navea dan cuenta del porqué del topónimo actual en su «Nuevo callejero de Córdoba», que publica a diario este periódico. «Antonio Cañero Baena, nacido en nuestra ciudad el día 1 de enero de 1885 y fallecido el 21 de febrero de 1952, había cedido unos terrenos de su propiedad (65.000 m metros cuadrados), procedentes de su finca «La Viñuela» a la Asociación Benéfica de la Sagrada Familia, fundada por el obispo de Córdoba Fray Albino Menéndez Reigada. Este gran apóstol de la Iglesia ya había conseguido en la orilla izquierda del Guadalquivir (Campo de la Verdad) ese sueño de, poco a poco, ir acabando con el chabolismo existente en aquella Córdoba de los cuarenta y cincuenta. Años más tarde, y con esta donación, se iniciaron los trabajos en la zona al este de la ciudad».
Y añaden: «Tanto en un barrio como en otro las viviendas unifamiliares se fueron levantando en tiempos de gran escasez de recursos. Mas el entusiasmo e ingenio de Fray Albino y su grupo de empresarios cordobeses se fue agigantando y el proyecto se realiza en pocos años, causando una proyección fuera de nuestras fronteras». Los historiadores añaden que «es cierto que las calles tardaron algunos años en verse pavimentadas y los vecinos del barrio sufrieron el polvo del verano y el barro en invierno».
«Mas estos y otros problemas van a fortalecer su espíritu de lucha a través de la primera asociación de vecinos que se funda en Córdoba. La plaza de Cañero está presidida por la parroquia de San Vicente Ferrer. No podía ser menos. Un santo dominico de la misma orden de Fray Albino. Otro edificio importante es el antiguo Cine Osio, hoy Centro Cívico y sede de la asociación carnavalesca de Córdoba». La personalidad de Cañero, tanto fuera como dentro de la plaza, y su generosidad al ceder los terrenos para la construcción de las viviendas calaron desde primera hora en los vecinos que se beneficiaron de los inmuebles, que se llevaron a cabo en régimen de autoconstrucción. El especialista en la historia local Juan Galán aporta un dato en este sentido que es clave: que cuando Fray Albino entrega las primeras viviendas, el rejoneador lleva ya un año muerto.
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