Insultos y acoso sindical a Alaya
Más de 200 sindicalistas de UGT y CC.OO. han insultado y acosado a la Juez Mercedes Alaya en la puerta del edificio de los juzgados sevillanos. La manifestación o concentración, que no contaba con permiso legal alguno, se pretendía justificar como apoyo a unos ... sindicalistas detenidos por la guardia civil que iban a prestar declaración ante la magistrada. Tanto Fernández Toxo, secretario general de CC.OO. a nivel nacional, como Carbonero su homólogo en Andalucía, ya habían calentado el asunto la víspera, comparando una detención habitual de cualquier persona, ordenada por un juez, con la época franquista. ¿Pero, quiénes se creen que son estos sindicalistas? ¡Pues claro que si un juez lo ordena, cualquier persona puede y debe ser detenida por la policía en su casa o donde esté, permanecer o no incomunicada, y ser presentada ante la autoridad judicial antes de que se cumplan las 72 horas de su detención! ¡Sea sindicalista, político o «hermanita de la caridad»! Como era de esperar, ni Toxo ni Cándido Méndez, han hecho ningún reproche a ese gesto tan cobarde, tan indigno y tan ilegal de sus militantes acosando a un alto funcionario judicial. Diego Valderas, todo un vicepresidente de la Junta de Andalucía, si ha hablado y ha sido para decir literal y textualmente sobre ese acoso sindical: «no solo lo justifico, sino que lo veo normal». ¡Y se ha quedado tan fresco! Seguramente Marcelino Camacho se estará revolviendo en su tumba y Nicolás Redondo no se atreve a salir a la calle, por vergüenza, al ver el descrédito social en el que han caído estos sindicatos que ellos regentaron tan dignamente. En lugar de defenderse legalmente de todos los fraudes que se les imputan a UGT y CC.OO. y explicar con claridad las cuentas sindicales, Toxo y Méndez se refugian en el silencio, estimulando, aprobando y amparando, implícitamente, el acoso judicial.
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