Un 'experimento fallido': hallan, completo, el fósil de un extraño árbol de hace 350 millones de años
Llamado Sanfordiacaulis, vivió a orillas de un lago en una época en que las plantas estaban 'experimentando' con una variedad de formas y arquitecturas posibles
¿Son inmortales los árboles más antiguos del mundo?

Muy pocas veces los científicos tienen la suerte de encontrarse con algo parecido. Y es que, en el registro fósil, los árboles suelen aparecer como simples troncos, pelados y sin hojas, de forma que es imposible saber qué aspecto tenían en realidad.
Por eso, ... el hallazgo de una serie de árboles completos recuperados en Brunswick, Canadá, resulta algo excepcional. Los fósiles, de 350 millones de años de antigüedad, incluyen la copa con todas sus hojas, lo que ha permitido conocer sus formas, sorprendentes y únicas según los científicos. El hallazgo se acaba de publicar en 'Current Biology'.
«La forma en que este árbol produjo hojas enormemente largas alrededor de su tronco larguirucho -explica Robert Gastaldo, del Colby College en Waterville, Maine, primer firmante del articulo-, y la gran cantidad de hojas en un tronco tan corto, es sorprendente».
Como una palmera... pero no
En general, la forma de este antiquísimo árbol, anterior a la era de los dinosaurios, recuerda a la de un helecho o una palmera, aunque las palmeras no surgieron hasta 300 millones de años después y tanto sus hojas como las de los helechos suelen ser bastante pocas y todas agrupadas en la parte superior.
«En cambio -prosigue Gastaldo-, Sanfordiacaulis conserva más de 250 hojas alrededor de su tronco, y cada una se extiende 1,75 metros desde él. Estimamos que cada hoja creció al menos un metro más antes de terminar su desarrollo. Lo cual significa que esta 'escobilla para botellas' tenía un denso dosel de hojas que se extendía al menos 5,5 metros alrededor de un tronco que no era leñoso y que tenía un sorprendente diámetro de apenas 16 centímetros, por no decir menos».

El hallazgo ofrece valiosa información sobre la evolución de las plantas y la arborescencia, es decir, plantas que han crecido por lo menos 4,5 metros. Y también nos recuerda que a lo largo de la larga historia de la Tierra han existido árboles que no se parecen en nada a ninguno de los que hayamos visto y que, a veces, parecen surgidos de la imaginación.
«Todos tenemos un concepto mental de cómo es un árbol -afirma Gastaldo-, que depende del lugar del planeta en que vivimos, y tenemos una clara visión de lo que nos resulta familiar. Pero el fósil sobre el que informamos en nuestro artículo es único, y posee una forma de crecimiento que es extraña en la historia de la vida. Se trata de uno de los experimentos de la evolución durante una época en la que las plantas forestales experimentaron su diversificación, y es una forma que parece que duró poco».
Enterrados por un terremoto
Los fósiles de estos árboles excepcionales, que vivieron en los márgenes de un lago, pudieron conservarse al completo tras ser enterrados de golpe durante un terremoto hace unos 350 millones de años. El primero de estos árboles fosilizados fue desenterrado hace siete años en una cantera, pero solo se trataba de una muestra parcial. Tuvieron que pasar varios años hasta que se encontraron otros cuatro ejemplares de la misma planta, muy próximos unos de otros.
Uno de esos ejemplares reveló cómo las hojas irradiaban de la copa del árbol, lo que según los investigadores es algo «absolutamente único». De hecho, se trata de uno de los pocos fósiles existentes en un registro que abarca más de 400 millones de años y en el que solo se conserva un único tronco alrededor del cual aún puedan verse adheridas algunas hojas de la corona.
«Cualquier árbol fósil con una copa intacta es una rareza en la historia de la vida -afirma el investigador-. Tener las hojas de la corona unidas a su tronco nos permite preguntarnos de qué tipo de planta se trata, cómo está organizada esa planta y si es alguna forma que continúa hasta el presente o si, por el contrario, se queda fuera del concepto 'normal' de árbol. Todas estas preguntas, y más, llevaron a este esfuerzo de varios años».
Un experimento fallido
En su estudio, los investigadores explican que, probablemente, el árbol confió en su extraña forma de crecimiento para maximizar la cantidad de luz que podía capturar y reducir así su competencia con otras plantas próximas. Gastaldo y sus colegas sugieren que el árbol representa la evidencia más temprana de árboles pequeños que crecen bajo un dosel forestal más alto. Lo cual significa que la vida vegetal en el período Carbonífero Inferior era más compleja de lo esperado y que Sanfordiacaulis vivió en una época en la que las plantas estaban 'experimentando' con una variedad de formas y arquitecturas posibles.
MÁS INFORMACIÓN
«La historia de la vida en la Tierra -concluye Gastaldo- se compone de plantas y animales que no se parecen a ninguno de los que viven en la actualidad. Los mecanismos evolutivos que operaron en el pasado profundo dieron como resultado organismos que vivieron con éxito durante largos períodos de tiempo, pero sus formas, arquitecturas de crecimiento e historias de vida emprendieron diferentes trayectorias y estrategias. Los fósiles raros e inusuales, como el árbol de New Brunswick, son sólo un ejemplo de lo que un día colonizó nuestro planeta, pero fue un experimento fallido».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete