La Tierra ha pasado por tres «big bangs geológicos» que lo cambiaron todo
Se trata de tres repentinas aceleraciones de las placas tectónicas para formar nuevos supercontinentes, algo que afectó a la evolución de la vida en el planeta

En tres momentos diferentes del pasado, la actividad geológica de la Tierra se disparó . Las placas tectónicas se movieron entre un 30 y un 50 por ciento más rápido de lo normal, se produjeron numerosas explosiones de actividad volcánica y se formaron montañas ... que ayudaron a crear supercontinentes. Se trata de tres auténticos «big bangs geológicos» que, según los investigadores, podrían haber jugado un papel fundamental en el proceso de evolución de la vida en nuestro planeta.
En un trabajo presentado esta misma semana durante la reunión anual de la Sociedad Geológica de América, que se celebró online, Kent Condie, del Instituto de Minería y Tecnología de Nuevo México, mostró junto a sus colegas los datos que le han permitido llegar a estas sorprendentes conclusiones.
Condie lleva muchos años tratando de comprender cómo se comportaban en el pasado las grandes placas tectónicas que forman parte de la corteza terrestre, y ya en 2014 descubrió que esas placas se mueven hoy más rápido que hace mil millones de años. Este resultado se desprende del análisis de varios tipos de datos, entre ellos las características huellas magnéticas conservadas en el interior de antiguas rocas , que permiten hacerse una idea de dónde estaban las placas en un momento concreto del pasado y, por consiguiente, establecer cómo y cuánto se han movido hasta el presente.
Un acelerón en las placas tectónicas
Ahora, Condie y su equipo han analizado más datos. Y se han dado cuenta de que, en realidad, las placas tectónicas no han ido acelerando poco a poco a lo largo de todo el tiempo. En cambio, han encontrado otro patrón que resulta, si cabe, aún más intrigante . En tres momentos concretos del pasado remoto de la Tierra, hace 600, 1.100 y 1.850 millones de años, las placas se aceleraron bruscamente durante unas pocas decenas de millones de años, y a una velocidad que fue de entre el 30 y el 50% superior a la normal.
Al mismo tiempo, durante esos tres periodos concretos hubo «picos» en la actividad volcánica y la formación de montañas, preparando el terreno para la formación de supercontinentes: Nuna, hace unos 1.850 millones de años, Rodinia, hace 1.100 millones de años y, más recientemente, Pangea hace cerca de 600 millones de años.
« Algo muy dramático sucedió durante esos periodos de tiempo -dice Condie-. Algo en el manto que afectaba a todos esos sistemas».
¿Un nuevo ciclo geológico?
Los investigadores creen haber encontrado la evidencia de un amplio ciclo geológico, hasta ahora desconocido, que se inicia cada vez que un supercontinente desaparece. A medida que se rompe, en efecto, algunas de sus «piezas» se funden con el manto, la gruesa capa de 3.600 km de roca fundida que hay entre la corteza y el núcleo. Según Condie, esos grandes fragmentos de corteza pueden tardar entre 100 y 200 millones de años en descender hasta los tramos inferiores del manto. Y cuando llegan allí, las enormes presiones y temperaturas los convierten en una columna de roca anormalmente caliente, que gradualmente vuelve a ascender hasta la superficie.
«Cuando esa columna caliente golpea el fondo de las placas tectónicas -explica Condie- hace que aumente su velocidad, lo que a su vez aumenta la actividad orogénica (creación de montañas)».
«Hay un debate en curso sobre si la corteza terrestre o el manto subyacente controlan la velocidad de las placas tectónicas a través del tiempo —afirma por su parte Hugo Olierook, coautor del estudio—. La idea de que el manto profundo está controlando la velocidad de las placas tectónicas de la Tierra justo antes de que se ensamblen los supercontinentes resulta fascinante».
Cuando las placas se atascan
A principios de este año, Olierook y su equipo presentaron evidencias de que, hace 110 millones de años, durante el periodo Cretácico, todas las placas tectónicas de la Tierra se desaceleraron repentinamente entre un 25 y un 50 por ciento, lo que también relacionan con el «descenso» de la corteza al manto. «A veces —dice Olierook— la reconfiguración de las placas tectónicas puede llevarlas a atascarse, lo que las ralentiza durante varios millones de años hasta que pueden adaptarse al nuevo régimen».
Condie, por su parte, cree que «el cambio del Cretácico es algo diferente y no está relacionado con estos tres big bangs », aunque admite que pueden pasar años antes de que se entienda por completo por qué las placas, de repente, se aceleran o frenan.
Cualquiera que sea su causa, sin embargo, parece claro que los tres «big bangs geológicos» afectaron al desarrollo de la vida en la Tierra . Condie cree que podría no ser una coincidencia que dos de los tres episodios coincidan con importantes hitos en la historia de la vida: la aparición de células complejas hace unos 1.700 millones de años y la aparición de los primeros animales hace unos 600 millones de años.
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