Los asteroides sufren sus propios terremotos cuando se acercan a la Tierra
Durante décadas, los astrónomos han analizado el impacto que los asteroides pueden tener sobre la Tierra. Una nueva investigación, realizada por investigadores del I nstituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), ha dado la vuelta a la ciencia clásica para examinar ... el escenario opuesto: ¿afecta de alguna manera nuestro planeta a los objetos espaciales que se le aproximan? Pues resulta que sí, de forma considerable, e incluso a rocas mucho más lejanas de lo que se pudiera pensar, según el estudio. La fuerza gravitacional de la Tierra provoca «sacudidas» en los asteroides, unos temblores profundos hasta el punto de que el regolito, uno de los materiales que componen el corazón de la roca, surge hasta la superfice y cambia su aspecto . El hallazgo puede arrojar luz sobre el origen de los meteoros que llegan a visitarnos y abre la puerta a un nuevo campo de estudio: la sismología de los asteroides , una materia en la que, por fortuna, teniendo en cuenta la enorme tragedia de Haití, nunca tendremos que lamentar víctimas.
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Richard Binzel, autor principal del informe, que se publica en la revista Nature , analizó los datos de casi un centenar de asteroides que han pasado durante los últimos 500.000 años cerca de la Tierra , en un radio de 50 kilómetros. De esta forma determinó que si un objeto viaja a una determinada distancia de la Tierra, aproximadamente un cuarto de la distancia entre nuestro planeta y la Luna -75 de los anteriores ejemplos-, puede experimentar un «movimiento sísmico», un pequeño «terremoto» espacial, si se permite la palabra, suficiente para que el regolito, un material fresco que forma parte de la roca, salga a su superficie. Aquí influyen diferentes factores como la velocidad y duración del encuentro, la forma del objeto y la naturaleza del regolito existente.
«Una revolución»
Muy extraños, estos asteroides han llamado la atención de los astrónomos desde hace mucho tiempo. Su «huella espectral» o la forma en la que reflejan los índices de refracción de la luz, coinciden en un 80% con todos los meteoritos que caen sobre la Tierra. Esta teoría puede resolver la incógnita planteada durante años de por qué este tipo de asteroides con el regolito en su superficie no se encontraba en el principal cinturón de asteroides, el que se sitúa entre Marte y Júpiter. La razón, claro está si se sigue la hipótesis de Binzel, reside en que su aspecto es el resultado de un encuentro cercano con la Tierra. Para Clark Chapman, científico planetario del Instituto de Investigación Shouthwest en Colorado, el trabajo de Binzel es parte de «una revolución en la ciencia de los asteroides», al considerar la posibilidad de que algo más que las colisiones pueden cambiar el aspecto superficial de estas rocas.
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