Psicología

«Hablar de la muerte nos ayuda a valorar el tiempo»

La médica y psicóloga Montse Esquerda publica 'Hablar de la muerte para vivir y morir mejor', un libro en el que indaga en la importancia de hablar de estos temas que son considerados tabúes

Nuestra sociedad moderna occidental vive de espaldas a la muerte. En apenas dos generaciones, los ritos y símbolos con que antes se acompañaba han desaparecido, convirtiendo la muerte en tabú. Aunque creamos que así somos más felices , esta conducta provoca dolor y sufrimiento añadido, ... pues aleja de la sociedad a las personas que viven la experiencia de la muerte y el duelo condenándolas a la soledad, impidiéndoles que encuentren referentes o rituales.

La autora Montse Esquerda, licenciada en psicología, repasa cómo ha cambiado nuestra relación con la muerte a lo largo del tiempo a través de datos históricos, artículos de psicólogos, psiquiatras, bioeticistas y filósofos, así como con fragmentos de novelas, canciones y películas en su libro ' Hablar de la muerte para vivir y morir mejor '. Este libro nos recuerda la importancia de tener presente nuestra finitud. Porque la ausencia de conversaciones sobre este tema en la vida cotidiana o cuando aparece una enfermedad grave en un familiar, la desaparición de los niños en los rituales de despedida y la falta de preparación provocan que vivamos con mayor estrés la inevitable experiencia de la muerte.

La muerte es algo por donde todos vamos a pasar y, en cambio, no hablamos de ella. ¿Por qué?

En muy pocas décadas, casi en una generación, hemos perdido la cercanía con la muerte. Se unen diferentes factores: por una parte profundos cambios sociales: la gran mayoría de personas se han trasladado a vivir a ciudades, cambiando no solo organización como estructura familiar. Por otra parte, la revolución médica lleva a una disminución de la mortalidad (pasando de unos 36 años de esperanza de vida en inicios del siglo XX a prácticamente 85 años a final del mismo). La muerte se convierte en cierta manera en un problema médico, trasladándose la muerte a hospitales o instituciones, y los velatorios a tanatorios. Todo ello hace una combinación que hace desaparecer la muerte de la cotidianidad y del día a día, y las conversaciones sobre esto desaparecen.

¿Puede considerarse un tema tabú en base a cómo ha sido la muerte?

Sí, puede considerarse un tabú. La sociedad victoriana estuvo marcada por el tabú del sexo y la nuestra lo está por el tabú de la muerte. Tabú es aquello que se esconde, lo que está 'prohibido' hablar delante de los niños, lo que es inadecuado cuando se plantea en reuniones sociales de forma abierta, y las personas cambian de tema cuando aparece. Pero quizás estamos ya en un momento de inflexión de este tabú.

¿Es posible que desde que estalló la pandemia por Covid se hable más de este tema?

La pandemia nos ha enseñado que este es un tema del que hay que hablar; que las conversaciones sobre el final de la vida no deben dejarse para los momentos del final de esta. Aún es pronto para ir digiriendo todo lo vivido en la pandemia, hace falta un poco de tiempo y espacio para 'reposar' la experiencia. Lo que ya vamos viendo es que se han vivido muy diversas experiencias y muy diferenciadas en esta pandemia, y para muchas personas han tenido un contacto mucho más cercano con la muerte. Pero a nivel social falta aún hablar u c. La muerte en pandemia es una estadística que ha aparecido repetidamente en prensa, pero parece que tampoco es capaz de ayudar a que se integre en nuestra realidad cotidiana. 

Parafraseando una sentencia a Stalin, 'la muerte de una persona es una tragedia, la muerte de millones de personas es una estadística'. Las cifras no nos ayudan a ver las personas ni aquello vivido, pero nos ayudan los relatos. Y hemos escuchado más cifras que narraciones...

Dedica un capítulo en su libro a 'hablar de muerte ayuda a vivir mejor'. ¿Tiene beneficios para nosotros hablar de esto con naturalidad?

La muerte es la única certeza que tenemos, y ser más conscientes de ella ayuda a cosas tan simples como valorar más el tiempo presente como un presente (presente en su doble acepción: del tiempo, el presente, y como regalo, un 'presente'), ayuda a resituar la realidad, cuántas veces nos preocupamos y agobiamos por menudencias que cuando las vemos a distancia eran tonterías. la muerte da más valor al tiempo vivido.

«Tener que vivir una pérdida en soledad no deseada incrementa el sufrimiento»

Que la muerte va a llegar en algún momento, tanto la nuestra como la de un ser querido, es algo que esperamos pero, ¿por qué nadie nos prepara para el dolor que sufriremos?

Alejar la muerte de la sociedad hace que alejemos también el duelo, por lo que en cierta forma dejamos de ver manifestaciones externas del duelo, y este se vive más en la intimidad. Ello hace que estemos menos preparados para vivirlo. Sobreproteger a una persona (es claro ejemplo en el caso de los niños) es dejarla desprotegida en cierta manera; si sobreprotegemos a una sociedad, la estamos también desprotegiendo.

¿Hay algún tipo de muerte que considere más dolorosa que otra?

Es difícil poder establecer un rango de dolor. Sabemos que hay situaciones que incrementan el sufrimiento (las muertes en niños o personas jóvenes, las muertes por suicidio...) pero, en general, tener que vivir el dolor y sufrimiento en soledad no deseada, aumenta el sufrimiento.

«Compartir el dolor con la palabra lo aligera»

En los tiempos que corren recibimos casi a diario noticias de muertes, de allegados y de desconocidos... ¿Qué consejos da para aquellos que pasan por un duelo?

Hay un acrónimo muy bonito sobre aquello que ayuda en duelo: TEARS (T.E.A.R.S. Talk, Exercise, Art, Record, Sob):

- Habla: compartir el dolor con la palabra lo aligera. William Shakespeare lo describía de este modo: 'Dad palabra al dolor, el dolor que no habla, gime en el corazón hasta que lo rompe'. Hablar implica tener un interlocutor, familia, amigos o grupos de soporte en duelo.

- Haz ejercicio: la actividad física es fundamental en el duelo, adaptada a cada persona y condición, pero ayuda a sobrellevar emociones que desbordan.

- Expresión artística: muchas personas se expresan mejor con arte que con palabras, por ejemplo, para muchos niños es más natural dibujar que hablar. Pero allí está también la música, la danza…

- Rememora y registra emociones o vivencias: llevar un diario puede a ayudar a expresar y a ordenar pensamientos.

- Llora: el llanto es el lenguaje de todo aquello que no tiene palabras. No toda persona llora, pero venimos de una tradición del 'no llores'. Llorar, en palabras de Washington Irving, es un signo de poder, no de debilidad: 'Las lágrimas hablan más elocuentemente que diez mil lenguas. Son mensajeros de un dolor abrumador, de una profunda contrición y de un amor inefable'.

Montse Esquerda Foto: Susana Martínez

Sobre Montse Esquerda

Licenciada en Medicina y Cirugía (especialista en Pediatría) y en Psicología, Montse Esquerda es doctora en Medicina y máster en Bioética y Derecho. Además de su actividad como médico pediatra en salud infantil en Sant Joan de Déu, en Lleida, Esquerda es también directora general del Institut Borja de Bioética de la Universitat Ramon Llull. Asimismo, es profesora asociada de Bioética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Lleida y co-fundadora y voluntaria de la Asociación Grups d’Acompanyament al dol de Lleida. Esquerda es coautora del libro 'El niño ante la muerte' (Milenio, 2012).

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