Cómo practicar la autocompasión: el arte de tratarse con amabilidad

Entrenar nuestra mente y discurso interior en positivo, de forma constructiva, nos permitirá disfrutar de la calma interna, de la paz, aceptando y redirigiendo nuestros pensamientos de una forma eficaz y ajustada a la situación y no tanto a la fantasía que, generalmente, suele ser catastrófica debido a la influencia de diferentes aflicciones como puede ser el miedo, la desconfianza o la ira.

Nuestras actitudes mentales, internas, son tanto o más trascendentes para nuestra felicidad que lo que nos ocurre externamente y pueden entrenarse en la práctica de la meditación. Por eso, esta semana, te compartimos una serie de meditaciones para trabajar tu autoestima.

La crítica constructiva nos permite analizar y observar aquellos errores cometidos para mejorar en nuestro día a día, es una crítica basada en el respeto. Sin embargo, la crítica destructiva surge de un tejido de recelo que solo hace que aumente la inseguridad o conduce hacia una espiral de ira y frustración que, probablemente, bloqueará la búsqueda adecuada de soluciones. Es una forma de ataque sin salida porque no permite el análisis constructivo así que, no entrar en ella, será el mejor alivio ante cualquier error o circunstancia que ocurra en tu día a día.

Cuando se habla de felicidad, generalmente aparece ligada a circunstancias externas, a que ocurra algo extraordinario en nuestros días. Así, parece que tengamos que esperarla como quien espera las vacaciones o el fin de semana.

Sin embargo, la felicidad genuina no es dependiente del entorno, no es tan volátil y efímera como un día de fiesta, sino que proviene de nuestro interior. Es un estado que se cultiva, que se entrena y que surge y se expresa en forma de un bienestar sostenible en el tiempo. Que no se agota sino que puede seguir creciendo tanto como desees.

A veces nos cuesta abrazar a todas nuestras partes. Somos muy críticos y exigentes con nosotros mismos. «Debería ser así», «ya tendría que saber hacer», «no soporto esta parte de mi», frases y discursos internos que incrementan nuestro malestar y van mermando nuestra autoestima.

Saber valorarse, saber quererse, no es pensar que no he de mejorar nada más en mi, sino todo lo contrario. Es saber de mis recursos y cualidades para apoyarme en mi crecimiento. Mejorar tomándome en cuenta. No desde la exigencia poco amable de la crítica voraz, sino desde una perspectiva constructiva que toma en cuenta todo tu ser, y todas tus circunstancias