¿Pueden tus flatulencias aliviar la presión arterial?
Analizamos cuánto hay de cierto en la relación entre este indicador de salud cardiovascular y el alivio de gases más inapropiado, al menos socialmente hablando
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Iniciar sesiónSe dice que la peor mentira es una verdad a medias, si a esto le sumamos la búsqueda de titulares sensacionalistas acabamos viviendo en un mundo cuyas fronteras entre la información y la mentira son difíciles de discernir.
El criticable comportamiento de navegar por ... las redes sociales me llevó a encontrarme con una afirmación que cumplió su evidente objetivo, que no es otro que captar la atención. Decía así: 'tirarse pedos es bueno para tu presión arterial'. Estaba escrito en inglés lo que le daba un toque más riguroso, probablemente porque toda la literatura científica suele publicar en este idioma, pero el contenido no puede ser más terrenal. Bien, ¿qué hay de cierto en ello?
¿Qué es rigurosamente cierto y qué no?
El origen de la afirmación citaba vagamente una investigación de la Universidad Johns Hopkins sobre la manera en la que el sulfuro de hidrógeno (H₂S), un gas producido por el cuerpo, participa en la regulación de la presión arterial. Esta molécula actúa como vasodilatador a nivel celular, facilitando la apertura de los vasos sanguíneos y ayudando a mantener una presión dentro de rangos saludables.
Como es habitual en innumerables estudios, la mencionada investigación se realizó con roedores. Pues bien, en ratones normales las células que rodean los vasos sanguíneos producen H₂S. Sin embargo, en ratones alterados genéticamente sin la enzima CSE (que es la encargada de producir H₂S), los niveles de este gas disminuyen influyendo en la presión arterial por lo que la conclusión más sensacionalista sería afirmar que este gas podría actuar como regulador importante y abrir nuevas vías terapéuticas para la hipertensión
¿Quiere decir esto que nuestras flatulencias pueden ayudar a una presión arterial baja?
Es una simplificación absurda. Las flatulencias son emisiones externas de gases, pero el estudio alude al gas interno H₂S —no a las flatulencias en sí— como modulador vascular. Asociar lo uno con lo otro es un triple salto mortal, con alta probabilidad de engaño.
¿Qué falta para que esta afirmación tenga más rigor?
Como en otros tantos campos, es importante contrastar cualquier afirmación mediante un estudio clínico humano. Además, antes de conceder una confianza absoluta a un estudio, debemos examinar su diseño, número de participantes, dosis, resultados estadísticos, etc. De lo contrario estamos dejando abierta la posibilidad de que lo que se nos anuncia como una certeza, esté basada en un estudio pre-clínico o una investigación muy preliminar.
Por el momento lo único que podemos decir es que existe evidencia preliminar (en ratones) de que el H₂S funciona como vasodilatador y regulador de la presión arterial. Si mezclamos esta evidencia con la cultura popular sobre flatulencias es fácil llegar a una conclusión exagerada, además de poco rigurosa, que juega con lo escatológico del asunto, y ayuda a que nuestro querido Google sugiera este contenido a miles de personas.
¿Qué implica expulsar gases ya sea vía eructo o vía anal?
Para empezar, ninguna de estas dos costumbres son perjudiciales salvo en el riesgo de ser excluido con mayor o menor violencia de próximas reuniones familiares, sociales o laborales. Por rodear de ciencia a ambos comportamientos, debemos distinguir su origen fisiológico:
• Eructos → liberan aire tragado (aerofagia) y algo de gas gástrico; su acumulación puede causar distensión abdominal y malestar.
• Flatulencias → liberan gases producidos en el intestino grueso por fermentación bacteriana (H₂, CO₂, metano, pequeñas trazas de H₂S).
En ambos casos, retenerlos no produce beneficios conocidos y sí puede provocar dolor, hinchazón o reflujo, así que mejor fuera que dentro pero, por favor, un respeto hacia tus congéneres.
Evidencia sobre salubridad de retener o expulsar gases
Retener gases puede aumentar la presión intraluminal intestinal ocasionando dolor, distensión y, si se hace de forma crónica en personas con otras patologías, podría agravar cuadros como diverticulosis o reflujo gastroesofágico (fuente: American Journal of Gastroenterology, 2013, PMID: 23752891). No hay evidencia de que retener gases ocasionalmente cause daños permanentes en personas sanas, así que no hay excusa, podemos contenernos en público y esperar a llegar a un reservado. Tu salud no sufrirá por ese 'retraso'.
Expulsar gases es un proceso fisiológico normal, sin efectos adversos en sujetos sanos. Puede incluso aliviar la presión abdominal y el malestar asociado (fuente: Gastroenterology & Hepatology, 2017, PMID: 28286574). No «desintoxica» ni tiene beneficios sistémicos más allá de la comodidad digestiva.
No hay respaldo científico a que expulsar gases, por cualquier vía, reduzca la presión arterial, mejore la salud cardiovascular o depure el organismo. El beneficio principal es local (alivio del malestar digestivo), no sistémico. No hay estudios publicados sobre el bienestar psicológico que a algunas personas les produce fastidiar al prójimo con esta costumbre. Puede que esta última sea la única justificación para esta desagradable práctica si se hace en público.
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