Camino de Santiago: todo lo que debes saber si lo vas a hacer este año

Bien sea porque lo haces solo, por la compañía, por el temporal, por los paisajes o por los alojamientos, entre innumerables motivos, hacer el Camino de Santiago es una práctica física y mental. Y no sabría decir cuál predomina sobre la otra. La prueba psicológica seguramente no llegue hasta pasadas dos etapas, en las que ya seguramente has caminado alrededor de 45 km -todo depende de cómo decidas dividir las etapas-. Ahí uno piensa si va a poder llegar a la plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, para poner punto y final a un camino que, en algunas ocasiones, solo es el principio de otro.

Noticia Relacionada

Senderismo en invierno: beneficios, precauciones y equipamiento

Melissa González

Para vivir una experiencia gratificante, no solo hay que tener en cuenta el clima, también el tipo de ropa que vestimos

Con el paso de los días los desniveles se hacen cada vez más duros, y aunque las rodillas molestan, los hombros duelen y los pies tienen sus primeras ampollas, sin lugar a dudas es la mente la que carga con toda la carga. Te mandará algún que otro mensaje para que pares, que estás muy cansado, que qué necesidad de seguir si tenemos dolencias... Y esa es la primera prueba que hay que superar para que los pensamientos intrusivos y la ansiedad anticipatoria no terminen con una vivencia de lo más enriquecedora.

Con una mente fuerte bien entrenada y unas ganas imperiosas de andar, solo queda preocuparse por lo que llevamos encima: puesto y en la mochila. Para empezar, preparados ya psicológicamente para lo que se viene, que pueden ser todo tipo de adversidades, habría que hacer un entrenamiento previo a esos días por los increíbles paisajes de Galicia. Es decir, como poco, echarse a las calles o al monte a andar.

Si eres una persona que no acostumbra a hacerlo, puede que la experiencia se te haga un poco cuesta arriba. Así que realizar una preparación física es primordial, con un programa de ejercicio diario para tonificar el cuerpo, aumentar nuestra condición física y dar elasticidad a los principales grupos musculares involucrados en la marcha, como son las piernas, espalda y cuello.

Jorge Rodríguez Novoa, graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y experto en Iconica Servicios Médicos, comenta que la preparación debe hacerse al menos 2 o 3 meses antes, dependiendo del punto inicial de partida. «Lo ideal es empezar con 3 días por semana, dejando un día al menos de descanso en medio para que nuestra musculatura y tendones se vayan adaptando a la carga de trabajo y a caminar. Para más adelante, a las 2 o 3 semanas habría que aumentar los días a 4 o 5 por semana», dice.

Gustavo Paseiro Ares, presidente del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España (CGCFE), considera fundamental tener en cuenta las distancias entre los refugios y las posibilidades físicas de cada uno; las condiciones tuyas no tienen por qué ser las de tu acompañante y eso es algo que debéis tener en cuenta.

«Hemos de elaborar un plan de etapas, de entre 25/30 km al día a pie e incluso es posible que esos 30 km diarios tengan que ser reducidos a no más de 15 km, en casos donde la situación específica del peregrino así lo aconseje», dice. Dependiendo del camino que escojas, verás que están más o menos desarrollados con bares e infraestructuras para el peregrino, por lo que el número de km junto con este dato es fundamental para una grata experiencia.

Noticia Relacionada

Esta es la diferencia entre actividad física y hacer ejercicio

Melissa González

Caminar, además, ayuda a adelgazar. Dado el auge en este deporte por su poder en la pérdida de peso, son muchos los que se han iniciado para conseguir una bajada. Y, en efecto, así es. Tal como indica Caroline Freslon, la marcha es una de las actividades más recomendadas para ponerse en forma. «Es una actividad suave, fácil de practicar en cualquier lugar y en cualquier momento. Lo ideal es realizarla regularmente, al menos una vez a la semana al principio, de una hora a una hora y media, y aumentar gradualmente el tiempo de caminata y la frecuencia de los paseos», recomienda. De hecho, pueden volverse diarios, y los efectos serán aún mejores. Según dice, «los resultados son visibles rápidamente en muchos aspectos: mental y físicamente, como ya dije».

La regla número dos para todo caminante es que su mochila no pese el 10% de su peso. Es decir, si pesas 65 kilos, la recomendación de los expertos en fitness es de no superar los 6,5 kilos.

Por último, hay que tener en cuenta los datos meteorológicos. Como esto no es posible verlo con tiempo, lo mejor es vestirse por capas. La ropa, por supuesto, debe ser adecuada a la estación del año, «teniendo en cuenta que muchos tramos discurren a alturas de unos mil metros sobre el nivel del mar», tal como dice.

El secreto, según el presidente del CGCFE no es llevar muchas capas de ropa, sino «que sean aislantes, para permitir que una fina capa de aire caliente00 mantenga la temperatura entre ropa y piel».

El experto recomienda también botas de trekking o montaña que se adapten bien al pie, de tejido ligero e impermeable, «que permitan la transpiración, protejan los tobillos de posibles lesiones y faciliten caminar entre piedras y barro». Los calcetines, tal como dice, serían de algodón y sin costuras.

Aquí, otros ejemplos de lo necesario para unas cómodas caminatas: