Así afecta la calidad del descanso al envejecimiento físico

A parte del tipo de pigmentación de nuestra piel, determinado por los genes, el factor externo que decide la aceleración del envejecimiento es la exposición al sol. «La radiación ultravioleta daña el ADN celular , y a pesar de los procesos de regeneración celular disponibles, a la larga el proceso produce daños irreversibles: destrucción de entramado de fibras elásticas, producción de colágeno anómalo, alteraciones en la pigmentación de la piel y aumento exponencial de tumores cutáneo graves, como epiteliomas o melanomas», cuenta el doctor Pérez Luengo. De hecho -continúa el experto-, solo hay que fijarse en las consecuencias de la exposición masiva al sol en los años 80 y 90: aumento de incidencia de melanoma y cutis en personas adictas al sol que recuerdan al de los pescadores y agricultores de tiempos pasados». Factores secundarios pero importantes porque se acumulan son el tabaco, el exceso de alcohol, la falta de descanso y la vida sedentaria.

El respeto al periodo de sueño va íntimamente relacionado con hábitos de vida saludables. Un buen descanso promueve una buena alimentación, básicamente porque aumenta el tiempo disponible para dedicarlo a ella. Sin embargo, el doctor Enrique Pérez Luengo señala que las costumbres de nuestro país no fomentan un descanso eficiente: «Nuestra tendencia a la vida nocturna, las relaciones sociales o el disbalance de los horarios laborales con las comidas e incluso los horarios de televisión hacen que finalmente no haya tiempo ni ganas para realizar un buen desayuno, a abusar después del café, para después pasar hambre durante la jornada laboral y finalmente, excedernos en el almuerzo, hasta el punto de mermar nuestras capacidades para el resto de la tarde». No descansar adecuadamente conduce a un «aluvión» de malos hábitos que impacta en nuestra salud, también física.

Para el especialista, lo ideal sería dormir entre 10-11 horas en niños, 9 horas los adolescentes, 7-8 horas en adultos y a partir de los 60 años, el periodo se acorta, siendo normal periodos de sueño de 6-7 horas, aunque todo dependerá de cada persona.

El estrés psicológico-crónico estimula el sistema nervioso autónomo, sistema renina-angiotensina, y el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (todos son ejes hormonales, activados por el estrés). Esta prolongada activación puede dar como resultado, tal como cuentan las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto:

-Una disfunción inmunológica crónica

-Aumento de la producción de radicales libres y daño del ADN, que son contribuyentes conocidos al envejecimiento de la piel, aunque en los mecanismos aún no se han definido claramente .

«Todos estos factores tienen un impacto en el sistema inmunológico, que induce un declive en la permeabilidad de la primera capa de la piel y un deterioro de la función barrera y de su recuperación. Esto quiere decir que tu crema antiedad penetra peor y no actúa como debería», dicen.

Algunos estudios han demostrado que dormir menos de cinco horas por noche se vincula con la aparición de más signos de envejecimiento y una reducción de la función barrera de la epidermis. Esto procova:

-Mayor sequedad

-Irritación

-Y arrugas en la piel.

Para ponerle remedio, las expertas de la Clínica Miracueto te recomiendan lo siguiente: ponte una alarma para irte a dormir, hazle caso y no te quedes en la cama con el móvil o el iPad hasta altas horas de la madrugada. Además de dañar la piel, los aparatos electrónicos pueden provocar insomnio. Así que por mucha crema y retinol que te apliques antes de dormir, si no duermes, no te despertarás con buena cara.

También la genética determina nuestro tiempo máximo de vida. El número máximo de divisiones normales de nuestras células y su muerte programada conducen a un acúmulo progresivo del deterioro que lleva a la vejez. Todos los factores externos nocivos van restando años al total máximo con el que partimos al nacer. A los factores ya mencionados en puntos anteriores, habría que añadir los factores sociales: «El acceso a la educación y a la correcta nutrición infantil aumenta la esperanza de vida y la calidad de la misma. Sin educación difícilmente el individuo puede reconocer y apartarse de hábitos nocivos heredados culturalmente », concluye Enrique Pérez Luengo.

Además, la Medicina Antiaging permite manejar la velocidad a la que se produce el envejecimiento desde una perspectiva completa, que asegura el buen funcionamiento interno del organismo para optimizar la salud, aumentar la esperanza de vida y favorecer la apariencia física externa saludable. El Dr. Joaquín Figueroa, director de la unidad de Medicina Antiaging de Clínica FEMM, señala que «el tratamiento Antiaging va más allá de prevenir las arrugas; se trata de cumplir 60, 70, 80 años con la mejor calidad de vida , estando sanos por dentro y por fuera».

Para él son importantes los siguientes pilares:

Reeducación nutricional : aunque una persona cuide su alimentación, es posible que sea necesario introducir cambios, eliminar determinados alimentos porque no son los más adecuados para un rendimiento óptimo, e incluso pueden ser perjudiciales para esa persona a pesar de ser saludables… El equipo médico de la clínica prepara el mejor plan de nutrición para cada paciente.

Optimización hormonal : se equilibran los niveles hormonales, pues cambian con la edad, para tratar o prevenir situaciones como la andropausia, la resistencia a la insulina, la menopausia, trastornos suprarrenales y tiroideos, osteoporosis…

Prescripción de ejercicio físico : se pautan las opciones que mejor favorecen a cada persona pues, aunque el ejercicio es saludable y ayuda a estar en forma, puede que el paciente no esté realizando el más adecuado para sus características físicas específicas.

Cualquier momento es bueno para iniciar un tratamiento Antiaging, pero Joaquín Figueroa recomienda especialmente a partir de los 40 años y, aunque la persona se encuentre bien de salud, como cuidado y prevención de cara al futuro.