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Cómo elegir el brick de caldo más sano del supermercado
El orden de los ingredientes en la lista y la cantidad de sal son las claves para reconocer el mejor producto
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Iniciar sesiónPocas cosas más reconfortantes que un buen caldo casero. Durante los días de más frío, tomar una sopa o un consomé calentito consigue darnos ese «calor por dentro» que buscábamos. Pero claro, no siempre hay tiempo para ponerse a preparar caldo, y tras un largo ... día, podemos sentirnos tentados a tirar de uno de esos bricks de caldo que, no son lo mismo, pero también nos gustan.
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El problema es que nos encontramos ante un producto procesado, y ya sabemos que estos no son siempre buenos para nuestra alimentación. Por ello, es esencial aprender a «leer» las etiquetas del caldo , con el objetivo de llevarnos el mejor a casa. Para ello, Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos comenta que para empezar, es fundamental fijarnos en los valores nutricionales del producto qué cantidad de sal tiene. «Por lo general, tendrán unos 0,7-0,8 g de sal por cada 100 ml. Si superan esta cantidad, estaríamos ante un producto con bastante sal», indica.
¿Cuánta sal tiene un caldo?
Añade la nutricionista Mireia Cabrera, dietista-nutricionista del Centro Júlia Farré de Barcelona, que si tenemos en cuenta una ración de caldo, que son unos 250 ml, esta tendrá entre 1,5 y 2 gramos de sal. «Con estas concentraciones prácticamente ya cubrimos la mitad de las recomendaciones diarias de sal . Podemos buscar opciones que estén reducidas en sal, o podemos diluir el caldo comercial con un poco de agua si no queremos que esté tan salado», indica.
Por otro lado, Beatriz Robles pone el foco sobre la lista de ingredientes. Explica que, «una buena pista» para saber la calidad del caldo que vamos a comprar es comprobar si los ingredientes listados nos son reconocibles : «Debemos ver si son con los que nosotros mismos haríamos un caldo: carne, hortalizas, pescado, marisco, aceite de oliva virgen...». Advierte entonces que si empezamos a ver ingredientes que no usaríamos en nuestra cocina (extracto de carne, colorantes, potenciadores del sabor...), lo mejor inclinarnos por otro caldo.
El orden de los ingredientes sí altera el producto
Sobre sí hay algún ingrediente que siempre debamos evitar en este tipo de productos, comenta la tecnóloga de alimentos que no debemos obsesionarnos con ello, pues no hay evitar un ingrediente porque este sea peligroso, sino porque es i ndicativo de que el caldo es de peor calidad . «Al final, si tiene estos ingredientes, el caldo se va a parecer menos al que haríamos nosotros», dice.
Una pregunta que puede surgir es, en los caldos de pollo y carne, cuál debe ser el ingrediente principal: ¿las verduras o la carne? Lo resuelve Mireia Cabrera, advirtiendo en primer lugar que, por lo general, «la concentración de carne o verdura que pueda quedar en un caldo es baja, teniendo en cuenta que el primer ingrediente siempre es agua». Explica que la base del caldo debería ser de verduras por tanto, por lo que lo ideal sería que estas estuvieran primero en la lista de ingredientes.
Pastillas de caldo y sopas de sobre
Más allá de los bricks de caldo, encontramos otras dos opciones «instantáneas» para poder preparar sopas: las pastillas de caldo y las sopas de sobre . Asegura Beatriz Robles que ambas posibilidades son peores que los bricks. «Las pastillas de caldo suelen ser básicamente sal con potenciadores del sabor, grasas de mala calidad (palma), almidón, azúcares... y con una proporción ridícula del ingrediente que nos interesa», dice y continúa para explicar que, en las sopas de sobre «pasa más o menos lo mismo».
Por último, Mireia Cabrera explica que no hay un caldo mejor que otro, si hablamos del de pollo, carne, verduras o pescado. «Mientras tenga ingredientes saludables y no contenga una concentración de sal excesiva, es bastante indiferente», dice. Beatriz Robles insta a elegir, siempre que tenga buenos ingredientes, el que más nos guste a nosotros por su sabor. Para finalizar, Mireia Cabrera deja una recomendación: «No solo hay que pensar en el caldo, sino con qué lo acompañamos. Por ejemplo, es mejor optar una pasta integral en vez de blanca».
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