Borraja, los beneficios del humilde tesoro verde de la huerta
Esta planta destaca por su gran perfil nutricional. Rica en vitaminas A y C, contiene también minerales como potasio, hierro y calcio entre otras cosas.
En el corazón de muchas huertas mediterráneas, especialmente en el norte de España, crece una planta de aspecto modesto pero de gran valor culinario, medicinal y cultural: la borraja (Borago officinalis). Con sus hojas cubiertas de vellosidades y sus flores azules en forma de estrella, ... esta hortaliza ha sido durante siglos una joya desapercibida de la dieta tradicional. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, la borraja ha sido también objeto de prejuicios culinarios y de un lento retroceso en las mesas modernas. Hoy, en pleno siglo XXI, esta planta está reclamando su lugar, tanto en la cocina de autor como en el ámbito de la alimentación saludable.
Una planta con historia
La borraja tiene una larga trayectoria histórica que se remonta a la antigüedad. Ya en tiempos del Imperio Romano, se le atribuían propiedades vigorizantes. El naturalista romano Plinio el Viejo escribió que esta planta era capaz de «alegrar el corazón». En la Edad Media, se utilizaba en infusiones y cataplasmas para tratar fiebres, problemas respiratorios y trastornos digestivos.
Aunque hoy en día no es común verla en supermercados de todo el mundo, la borraja ha mantenido su presencia en regiones donde la tradición hortícola sigue viva, como Navarra, Aragón y La Rioja, donde incluso existen ferias y jornadas gastronómicas dedicadas a su cultivo y degustación.
Botánica y cultivo
La Borago officinalis es una planta anual de la familia de las boragináceas. Se caracteriza por sus hojas grandes, rugosas y cubiertas de pelos blancos. Sus flores, de un azul intenso, también pueden tener tonos rosados o púrpuras, y son comestibles.
El cultivo de la borraja es sencillo y resistente. Prefiere suelos fértiles y bien drenados, y crece con facilidad en climas templados. A menudo se la considera una planta rústica, capaz de adaptarse a condiciones adversas. No obstante, su recolección es delicada: debido a sus vellosidades, debe manipularse con guantes o cocerse para ablandar su textura.
Valor nutricional y beneficios para la salud
Uno de los aspectos más destacados de la borraja es su perfil nutricional. Rica en vitaminas A y C, contiene también minerales como potasio, hierro y calcio. Además, es fuente de mucílagos y ácidos grasos esenciales, especialmente en sus semillas, que se utilizan para extraer aceite de borraja, popular en cosmética y en suplementos alimenticios.
Beneficios comprobados:
–Propiedades antiinflamatorias: El aceite de borraja, rico en ácido gamma-linolénico (GLA), se emplea para aliviar afecciones inflamatorias como la artritis reumatoide.
– Acción diurética: Favorece la eliminación de líquidos, por lo que se utiliza en dietas depurativas.
– Mejora de la piel: Su uso tópico y oral contribuye a mejorar problemas como eccemas y sequedad cutánea.
– Aporte digestivo: Sus mucílagos tienen un efecto emoliente que alivia afecciones estomacales leves.
Sin embargo, es importante señalar que el consumo excesivo y crudo de borraja no está exento de polémica. La planta contiene pequeñas cantidades de alcaloides pirrolizidínicos, que en grandes dosis pueden ser tóxicos para el hígado. Por ello, se recomienda consumirla cocida y en cantidades moderadas.
Tradición y cocina: de la huerta al plato
La borraja es un pilar en la cocina tradicional aragonesa, riojana y navarra. Su preparación más clásica consiste en cocer los tallos, previamente pelados, con un poco de patata, aceite de oliva y sal. El resultado es un plato de sabor delicado, suave y muy digestivo.
En los últimos años, la borraja ha llegado también a los fogones de la alta cocina. Chefs como Pedro Subijana o Eneko Atxa la han reinterpretado en platos vanguardistas, combinándola con vieiras, espumas de ajo o emulsiones de trufa blanca.
Además de los tallos, las flores de borraja se utilizan como decoración comestible en ensaladas o cócteles. Su color y forma las hacen atractivas, y aportan un ligero sabor herbal.
La borraja y la sostenibilidad
Cultivar y consumir borraja tiene implicaciones también para un modelo alimentario más sostenible. Al ser una planta de rápido crecimiento, de bajo mantenimiento y adaptada al clima mediterráneo, su producción requiere menos recursos hídricos y fertilizantes que otras hortalizas más industrializadas. Además, su cultivo favorece la biodiversidad, ya que sus flores son una fuente importante de néctar para abejas y otros polinizadores.
En un contexto de cambio climático y crisis agroalimentaria, rescatar cultivos tradicionales como la borraja no es solo una cuestión de identidad gastronómica, sino también un acto de compromiso con el medio ambiente.
Un futuro para la borraja
En un mundo en el que cada vez más personas buscan volver a lo natural, a lo local y a lo saludable, la borraja se presenta como una alternativa que lo tiene todo: sabor, tradición, nutrición y sostenibilidad. A pesar de su modesta apariencia, esta planta encierra un potencial inmenso que merece ser redescubierto.
Quizás sea el momento de que la borraja salga del olvido y ocupe de nuevo un lugar privilegiado en nuestra mesa. No solo por lo que fue, sino por lo que puede llegar a ser: símbolo de una cocina consciente, cercana a la tierra, y profundamente enraizada en la sabiduría de nuestros antepasados.
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