Tito Vilanova: una personalidad opuesta a la de Pep Guardiola

Su forma de vestir es quizás una de las muestras más claras de estas diferencias. Cuando Guardiola siempre optó por los trajes hechos a medida, entallados y con la corbata a conjunto, Vilanova prefiere la discreción y el camino fácil -colores oscuros y clásicos-. Nadie se imagina a este último desfilando para Antonio Miró, como sí hizo Guardiola.

Cuando ambos dirigían el vestuario blaugrana, Tito siempre optó por el chándal, para no ensombrecer al número uno, pero sobre todo por comodidad. Ahora que lleva la batuta, también se siente más cómodo usando un conjunto deportivo, aunque para partidos importantes, como los de la Champions, se viste a la altura de las circunstancias, muy a su pesar. El de Santpedor, por su parte, marcó tendencias dentro y fuera de la cancha, por su estilo personal. Mucha tinta se ha gastado en periódicos y revistas acerca de su coordinada vestimenta. Guardiola, siempre como un pincel.

Tito es menos carismático que su predecesor , siempre encantado de escucharse a sí mismo. Aun así, ha ido creciendo en seguridad, por lo menos delante de las cámaras, que nunca han sido ni su fuerte ni su interés. Es una persona reservada, a la que el bullicio de la prensa no se le antoja apetecible e incluso le molesta. A partir de que le extirparon un tumor en la glándula parótida en noviembre pasado, los focos se volcaron sobre él y su familia, para su incomodidad. Tras ese capítulo, trascendió sobre todo su actitud positiva. Pep, en cambio, perdía a menudo el temple cuando las cosas no salían como él esperaba.

En lo que sí coinciden es en que prefieren que su familia permanezca al margen de los titulares . Poco se conoce sobre Montse Chaure, esposa de Vilanova, una diseñadora gráfica a la que conoció cuando ambos tenían 18 años y con la que se casó seis años después. Tienen dos hijos: la mayor, ya en la universidad, y el menor, que juega en una división inferior culé.

Cristina Serra, la esposa de Guardiola y gran amiga de Chaure, vive también alejada de la prensa. El exfutbolista y su mujer se conocieron cuando él tenía 18 años. Ella comenzaba entonces una carrera como actriz que luego abandonó. Tienen tres hijos: Màrius (11 años), María (9) y Valentina (4). Cuando los dos matrimonios vivían en Barcelona, disfrutaban cenando juntos. Los Vilanova son fanáticos del arroz caldoso con bogavante de un afamado local de la Barceloneta, al que suelen acudir en familia los domingos.

Montse Chaure siguió a Vilanova a lo largo de su corta carrera como futbolista profesional: por Vigo, Badajoz, Mallorca y Lérida. Por su parte, los Guardiola viajaron más. Pep jugó en el Barcelona, para luego pasar a Brescia y a Roma, en Italia; Qatar y, para terminar su carrera, México. Guardiola habla inglés e italiano, mientras que a Tito es raro escucharlo hablar en otro idioma que no sea el castellano o el catalán.

Quizá porque su carrera siempre ha sido más internacional, muchos ven claramente a Guardiola dirigiendo alguna selección o algún equipo de la Liga inglesa o la italiana. A Vilanova, sin embargo, nadie lo ve lejos de Cataluña. Aunque Vilanova vivió junto con Pep el capítulo más exitoso del Barcelona, apenas comienza a escribir su historia profesional más trascendente. Si se ha crecido frente a los micrófonos, quizá pronto se le vea usando suéteres lila o alquilando un piso frente al Central Park, como Pep. Quienes lo conocen lo dudan, por «discreto y sencillo».