primeros comicios «democráticos» tras décadas de guerra civil
Hassan Sheikh Mohamud, presidente de Somalia
El nuevo mandatario estaba considerado un candidato menor entre los 25 nombres aprobados por la comisión electoral, sobre todo, ante su nula experiencia en política
EDUARDO S. MOLANO
Cerca de medio siglo después de celebrarse el último proceso electoral libre, este lunes, los 275 diputados que configuran el Parlamento de Somalia eligieron al líder civil Hassan Sheikh Mohamud nuevo presidente del país africano.
Fundador de la universidad Simad de la capitalina Mogadiscio, Hassan ... estaba considerado un candidato menor entre los 25 nombres aprobados por la comisión electoral, sobre todo, ante su nula experiencia en política.
Sin embargo, como reconoce el analista local Abdirashid Hashi, “la formulación de un Gobierno verdadero, bueno y democrático en Somalia está muy lejos aún” . En esencia, “(las elecciones) son solo la entrega de una autoridad provisional a otra, de una transición a otra”, destaca.
No en vano, entre los principales candidatos se encontraban viejos conocidos de la política local como el anterior mandatario, Sharif Sheikh Ahmed (quien acabó segundo en las votaciones), el ex primer ministro Mohamed Abdullahi Mohamed “Farmajo” o el antiguo portavoz parlamentario Hassan Sheikh Aden.
Lo reducido de la lista tampoco era casual. Previstas, en origen, para el pasado 20 de agosto, la comisión electoral decidió censurar hasta a 60 candidatos ante el más que oscuro pasado de la mayoría de ellos (caso del ex señor de la guerra Mohamed Afrah Qanyare).
Pese a ello, y aunque la propia población no tomó parte en la votación de forma directa, el proceso electoral es percibido por la mayoría de organismos regionales e internacionales como un paso significativo hacia la creación de una democracia real.
Más aún, ante los brotes verdes que comienzan a verse en este Estado.
En los últimos días, las tropas del Gobierno somalí, con la ayuda de las fuerzas de paz de la Unión Africana, se posicionan para iniciar la ofensiva final sobre la ciudad de Kismayo, nido de la serpiente de Al Shabab y principal fuente de sustento económico del grupo islamista.
Solo en 2011, y desde este puerto a orillas del Índico, la milicia generó -según fuentes gubernamentales- más de 25 millones de dólares (un incremento cercano al 50% con respecto al año anterior) gracias al monopolio con el que cuenta el grupo en la exportación del carbón vegetal que se dirige hacia los países del Consejo de Cooperación del Golfo.
De igual forma, y pese a que en febrero pasado el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 2036 que impide la importación de carbón vegetal desde Somalia, a día de hoy, ésta continúa siendo la principal fuente de ingresos de la milicia. Sobre todo, gracias al “laissez-faire” de dos de los principales importadores de esta mercancía: Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.
Y acabado este sustento, la expulsión del grupo islamista podría ser cuestión de días.
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