Carmen Thyssen quiere ceder su colección catalana a Barcelona

Esta muestra, que pone de relieve los contactos entre la pintura catalana y las grandes tendencias del arte de su tiempo, podría convertirse en antesala de la llegada del grueso de la colección a la ciudad condal, si prosperan las conversaciones que mantienen las diferentes partes, según ha confirmado la baronesa.

Carmen Thyssen ha insistido en que le haría una "gran ilusión" que su colección catalana recalase en Barcelona, por tratarse de su tierra. Su "sueño", dijo hace unos días, es ver esos cuadros "al lado del MNAC", más concretamente en el pabellón Reina Victoria Eugenia, situado en la ladera del Montjuïc, aunque hoy ha puntualizado que todavía es "pronto" para concretar fechas de un posible acuerdo.

La baronesa Thyssen ha señalado hoy que serán los expertos quienes realicen la selección definitiva de los cuadros que se hayan de mostrar, y ha insistido en que la relación que mantiene con los responsables del Museo Nacional de Arte de Cataluña es "buenísima".

La baronesa ha recordado igualmente que, cuando ella y su marido llegaron a Madrid con la colección Thyssen, el Museo del Prado no atravesaba su mejor momento, "pero luego fue una maravilla, porque la capital de España se ha convertido en la mundial del arte gracias a que el Thyssen, el Prado y el Reina Sofía han hecho una gran potencia juntos".

Según Carmen Thyssen, la discusión actual es sobre si la llegada de su colección a Barcelona potenciaría el MNAC y el resto de museos de la ciudad condal.

De todos modos, la baronesa ha reiterado que "todavía es muy pronto" para dar fechas o resultados de las conversaciones y se ha centrado en la exposición que se inaugura mañana en el CaixaForum de Girona, donde estará expuesta hasta el próximo 6 de enero.

La muestra, titulada 'Rusiñol, Monet, Gauguin, Sunyer. El paisaje en la colección Carmen Thyssen', es un recorrido por la historia del paisaje en las pinturas catalana y europea. Consta de 51 obras, entre las que figuran telas de Martí i Alsina, Vayreda, Urgell, Rusiñol, Meifrèn, Sunyer, Togores, Miró o Tàpies junto a otras de artistas extranjeros, principalmente franceses, y se descompone cronológicamente en cinco apartados: Naturalismo, Del post-romanticismo al simbolismo, La mirada impresionista, nuevos clasicismos y vanguardias.

La exposición muestra la estrecha relación que los pintores catalanes han mantenido siempre con sus colegas europeos, desde los primeros viajes de Martí i Alsina a París, a mediados del siglo XIX, hasta el éxito internacional de Miró o Clavé.

Abarca desde el romanticismo de Rousseau y Lluís Rigalt, hasta los paisajes espectrales de Cuixart, Ponç y Tàpies, incluyendo el simbolismo de Maximilien Luce y Modest Urgell; el impresionismo y postimpresionismo de Monet y Gauguin, Joaquim Mir y Santiago Rusiñol. En la exposición está también la vuelta al orden de Derain, Matisse y Bonnard, junto a Joaquim Sunyer, Rafael Benet y Josep de Togores; y la visión vanguardista de Braque, Léger y Joaquín Torres-García.

El recorrido, realizado hoy por la baronesa, se abre simbólicamente con la demolición de las murallas de Barcelona en 1854 y concluye en la posguerra.